El romanticismo es uno
de los movimientos más resaltables en el mundo con respecto al arte, en él se
enervan las pasiones y se da apertura a las expresiones más intrincadas del
hombre, dejando pequeñas bases para otros movimientos que quieren llevar más
allá las manifestaciones humanas como: el simbolismo, el realismo, el
impresionismo, entre otros.
El romanticismo
hispánico toma en gran medida, varias manifestaciones del romanticismo europeo,
la sublimidad de la naturaleza, los sentimientos profundos del hombre, y como
cambia la perspectiva del entorno dependiendo del estado anímico.
Es necesario, en este
momento dejar dicho, que aunque los latinoamericanos nutren sus manifestaciones
artísticas del romanticismo europeo, debemos entender que las condiciones de
vida no eran igualitarias, en ese orden de ideas, las obras románticas de los
hispánicos, no son totalmente románticas como lo fueron las manifestaciones:
alemanas, francesas, e inclusive las rusas, pero tampoco se desprendieron y
crearon un nuevo movimiento romántico, sino que más bien, la hibridación entre
los temas románticos y las condiciones de vida todavía bárbaras, en gran medida
crearon un seudo-romanticismo como lo manifiesta Rafael Maya:
“Cuando lo clásico
comienza a perder sus jugos vitales, su espíritu universalista, su esencia
humana, su gran sentido de la armonía y del equilibrio, degenera en un
formulismo árido, en una reglamentación estrecha del pensamiento y en una
simétrica monotonía de temas. Asimismo, cuando la escuela romántica decae,
viene el abuso de ciertos tópicos sentimentales y de todos los lugares comunes
de la imaginaci6n, a sustituir la aspiración metafísica y la arrebatada
fantasía que caracteriza a los grandes representantes de esa escuela. El dolor
se convierte en fastidioso lacrimeo, la emoción religiosa en pedestre beatería,
el sentimiento de la naturaleza en burocrática afectación de guardián de
bosques nacionales. Todo eso es el seudo-romanticismo, tendencia muy propia de
estos pueblos, y que encuentra clima apropiado para su desarrollo en el innato
sentimentalismo de esta raza, tan habituada a la quejumbre, al lloro y a la
desesperación. En este sentido, pues, dije que nuestra literatura era, en su
mayor parte, romántica. En la otra acepción de la palabra, en la noble, en la
autentica, no, porque este romanticismo de alta escuela requiere virtudes de
elevación mental que rara vez se han dado en poetas colombianos”[1].
Pusilánimes seriamos si
delatáramos abiertamente que no hubo un verdadero romanticismo latinoamericano,
porque las aproximaciones románticas sí se presentaron, tanto que, una obra
colombiana llamada “ La María”, es considerada la última obra romántica, no
sólo latinoamericana sino del mundo, teniendo ésta grandes matices del romanticismo
europeo.
“La María” es una obra
escalofriantemente amorosa, todo aquel que ha amado profundamente sabe que amar
es un sufrimiento constante. La María se apodera de esta tesis para dejarnos
ahondar en un romanticismo sentimental como lo entendemos comúnmente cuando
referenciamos la palabra “romántico o romanticismo”, cuando en realidad este
movimiento fue tan amplio, que dejo vislumbrar temas como que: lo feo puede ser
bonito y el interior de un individuo perturba todo su exterior, posturas
sicológicas que no son más que una representación sublime de lo que es ese ser
traumado y excéntrico, llamado hombre.
La obra “La María”, se
desarrolla en el valle del Cauca, la manifestación natural que se exalta en
cada palabra deja escudriñar que Jorge Isaacs, autor de la misma, tuvo vínculos
profundos con la literatura romántica europea, evidenciándola con “los
sufrimientos de joven Werther” de Goethe, donde el argumento también se apodera
de un joven que ama enternecidamente a una dama, pero sufre porque no está con
ella. La manifestación natural que se presenta en ambos textos muestran una
conjetura amplia de lo que simbolizaba la naturaleza para los románticos, y
como su lucha fue compenetrar el espíritu con la tierra, siendo hasta nuestros
días una postura estética de la cual el hombre “civilizado”, (que ve la
evolución humana en construcciones, en explotación minera, en avances
tecnológicos) no se ha podido desprender; inconscientemente busca compenetrar
sus conjeturas espirituales y sentimentales con la naturaleza, porque los
nombres de sus obras son: Quintas de jardín Colonial, Apple, La arboleda, entre
otros, y dejan de manifiesto, que el espíritu del romanticismo queda ligado a
nuestras perspectivas de vida, sin saberlo.
“La María” es
ampliamente una postura romántica desde su estilo lirico, el cual marca la
ruptura del neo-clasicismo, poniendo de ante mano un profundo y extremo
sentimentalismo del hombre con respecto al mundo y la cabida que tiene dentro
de él.
La prosa poética
de “La María” hace que la obra sea difícil y escurridiza a un lector inicial o
que llegue a la obra por un impedimento, porque la descripción es lenta,
pausada, extremadamente poética, y en un párrafo puede no decir nada acerca de
la historia, y detenerse a referir una emoción de Efraín o de María, o a
describir las flores que crecen en el valle, o simplemente a dar una posición
geográfica exaltando el rio Cauca, o la casa donde crecen los dos enamorados
primos.
El contexto socio-económico
de la obra es evidentemente aristócrata; para esa época en Colombia pocos tenían
la oportunidad de estudiar, elemento que nos muestra un Efraín con una
condición de vida elegante y quizá opulenta, los esclavos eran bien tratados,
no podría afirmar hasta que punto por tener piel oscura, se deseaba hacer una
critica al racismo, o un acercamiento efímero a la esclavitud, sencillamente
los tratos para con ellos, no podrían manifestar ningún hecho hostil de parte
de sus amos. En las Familias los hombres se dedicaban, al campo o a formarse
académicamente si tenían dinero, mientras en las mujeres la condición era igual
tuvieran o no capital. Se nos presenta a una María que esta educada para el hogar,
las mujeres estaban sometidas al matrimonio arreglado, por algún buen postor de
un estatus social considerable, pero la mujer no cumplía ningún otro papel que
el del hogar.
En estos tiempos la
ruptura con el imperio español es mas delicada, los textos se apartan un poco de
lo católico y se detienen a observar al hombre, se pierde así la fantástica
idea de que el amor puede con todo, precipitando al hombre a ser un prototipo
revolucionario, un nihilista donde se deja entredicho que aunque tengamos
razones y sentimientos, en conclusión, no somos nada, porque a María le llega la
muerte en el momento que todo lector detallado espera una conclusión feliz, o
por lo menos, un reencuentro.
La María se presenta
ante nuestros ojos como un obra romántica por la exaltación del amor, de la
muerte, la descripción exagerada de lo natural como hermoso, sublime, pero ante
todo porque deja escudriñar las pasiones del hombre, el misterio del amor y las
intrincadas sensaciones que produce el mismo hecho de ser humano, y no poder
darles una explicación. Es así que “la María” como titulo cumbre de la novela
romántica colombiana, tiene cabida sin restricción alguna, porque si hubiese cierta
explicación que desmienta el romanticismo en la misma, podemos hacer una
apología en una sociedad en construcción, que exponía su sentimiento nacional y
patrio, en un movimiento europeo que adapto muy bien a sus raíces, a sus
costumbres.
[1]
Maya, Rafael. (1944) Aspectos del romanticismo en Colombia. Revista
Iberoamericana, volumen Vlll / N. 16.