Vinieron. Ellos
tenían la biblia y nosotros teníamos la tierra.
Y nos dijeron:
“Cierren los ojos y recen”.
Y cuando abrimos los
ojos, ellos tenían la tierra
y nosotros teníamos
la biblia.
Eduardo
Galeano.
Es
pertinente señalar que somos socialmente humanos, animales con razón que
tenemos en nuestras caparazones diferentes aspectos, colores, lenguas y quizá
hasta costumbres, pero ¿hasta qué punto somos únicos? O sencillamente ¿hasta
qué punto somos diferentes? Para nadie es un secreto que América es el nuevo
continente. Dice la historia que después de la conquista de Colón, hoy día
somos un poco más parecido a los europeos y un poco más distantes a nuestros
aborígenes, no importa, el mundo avanza y nosotros también, sin embargo, entendemos
que desde esta etapa bárbara, somos un poco de los unos y de los otros.
Encontrar
entonces una aproximación exacta a nuestra cultura en el continente americano,
es un tarea un poco provocadora, pues somos una mezcla deambulante tanto de
costumbres como de razas. Somos un pueblo mestizo. Podríamos comenzar diciendo
que el continente Americano tiene dos divisiones: América Latina y América del
Norte, siendo la última, especialmente los estadounidenses, quienes se lleven
el nombre de nuestro continente y los demás seamos llamados por el nombre de
nuestros Países o sencillamente latinos, relacionando siempre a ‘América’ con
los Estados Unidos. Zilá Bernd en “Americanidade
e americanizaçao” realiza una buena definición entre americano,
americanizado y americanización:
“Americano” é
una naçao imprecisa, relativa em geral à América do Norte, en especial años
Estados Unidos; em uma segunda acepçao, americano figura como relativo à
América ou a qualquer país deste continente. Enquanto, “americanizado” é referente
à semelhança com os americanos dos Estado Unidos e “Americanizaçao” é o efeito
de americanizar-se, de querer tornar-se semelhante aos cidadãos que viven nos
Estados Unidos da América por admiraçao ao seu modo de vida. (Bernd, 2005:15).
Nos hallamos entonces, frente a una hibridación cultural
amplia, que inició después de la colonización y que hasta hoy día continua, es
así que somos pueblos mestizos, mezclados constantemente, sin embrago,
inconscientemente y por mucho que pretendamos la americanización, conservamos
nuestras propias raíces, nuestras propias costumbres que aunque un poco mezcladas,
no podemos prescindir, así como lo manifiesta Silvia Carrizo en su texto “mestiçagem”, citando a Silvio Romero: “Conectado
a este ideal, mesmo quando Romero ressalta
originalidade de un país mestiço na sua formação como sociedade, o autor
não consegue, ainda, enxergar um espírito nacional definido: ‘A grande fusão
não está completa, e é por isso que ainda não temos um espírito, um caráter
inteiramente original’” (Carrizo, 2005: 269).
Aclaremos
pues, que el mestizaje, es la unión de varias culturas, formando así nuevas
etnias que contienen las tendencias fisiológicas y culturales de las que se
juntan, por ello, podemos afirmar que el mestizaje en américa fue tan amplio,
pues no sólo los españoles, portugueses, ingleses, franceses y negros
esclavizados llegaron a poblar, sino que a su llegada nosotros ya contábamos
con nuestras propias creencias, situaciones y estilos de vida. El ambiente se
complica cuando encontramos que a pesar de la formación cultural que asumimos
en este proceso de colonización, hallamos que por ejemplo América del Norte está
más desarrollada como sociedad y como mundo, y lo más paradójico, es que controlan
paradigmas de vida que deseamos asumir.
El mestizaje continua como una
situación de constancia, ahora todos somos una mezcla, hablar de brasileños,
chilenos, colombianos, nicaragüenses, cubanos o estadounidenses, es sólo
mencionar la población a la que pertenecemos, ya que si conservamos facciones
europeas, apellidos o lenguas, en el interior cargamos con la sangre de
nuestros aborígenes y sus costumbres.
La
situación no fue fácil para ninguno de los pueblos indígenas, en todos los países
de América se dio un fuerte contexto de resistencia, además, debemos dejar
claro que nuestro proceso de mestizaje fue muy amplio y sufrido, porque a
América llegaron hombres de todas las clases sociales, desde esclavos, hasta
algunos intelectuales que deseaban documentar el nuevo terreno. Todo esto causó
más desolación y pánico para nuestros aborígenes, sin embargo así se dio, y hoy
día somos productos de eso. La hibridación cultural trajo consigo la creencia
de un Dios, una nueva lengua y una nueva raza que comenzaba a mezclarse.
A
pesar de los esfuerzos y la movilización por una América unida, es evidente que
Estados Unidos subyuga los demás países del continente y comanda el timón, aunque
también es indudablemente un país mestizo, sus razas, etnias y costumbres son
más europeas, quizá por esta razón son nuestro referente utópico, y nuestras
verdaderas raíces están quedando en el olvido.
El
mestizaje es un proceso vigente, la mezcla racial y cultural no tiene fronteras
ni nación, ahora somos tan americanos como europeos, tan americanizados como
indios, tan propios como comunes, sin embargo, deseamos conservar una americanización
que nos es indiferente, sin importar que en el fondo, más allá de nuestro
aspecto, cultura, raza o lengua, seamos seres humanos. Por esa razón Zilá Bernd antes de mencionar las
desventajas y ventajas que puede tener la americanidad, ella manifiesta: “justifica-se
o esforço por ser um conceito íntimamente associado às questões de identidade,
podendo corresponder a um anseio de afirmação identitária mais abrangente, para
além das nacionalidades, dos generos e das etnias, por tratar-se de um desafio
de identificação continental” (Bernd, 2005:13).
Por
esta razón, para los investigadores es muy difícil darle una sentencia
explicita a sus estudios, pues es muy difícil enfrentarse a una cultura en
movimiento, por eso nos ubicamos en un entre-lugar y no retornamos al pasado,
vivimos el pasado en el presente.
“No
renascimento colonialista está a origen de uma nova sociedade, mestiça, cuja
principal característica é a reviravolta, que sofre a naçãode unidade e pureza,
contaminada en favor de uma mistura sutil e complexa, que se da entre o
elemento europeu e o autótone, associado à inflitração progressiva, efetuada
pelo pensamento selvagem, que leva à abertura do único caminho possível para la
descolonização”(Hanciau, 2005:127).
Pese
a todo esto, a la gran influencia americana, a la gran genética de nuestros
cuerpos aborígenes, a nuestra condición de latinos, sabemos que ahora somos un entre-lugar,
un campo amplio de conversión donde convivimos todos, que de una u otra manera
somos perfectamente influenciables por diferentes raíces y condiciones de vida,
bien lo manifiesta Nubia Jaques Hanciau en “entre-lugar”:
“Além de abarcar amplos dominios, as fronteiras muitas vezes são porosas,
permeãveis, flexíveis. Deslocam-se ou são deslocadas” (Hanciau, 2005: 133).
Para
concluir, deseo concretar la idea de que somos animales con razón, sin importar
la raza, lengua o religión, sin embrago la razón es nuestra salvación pero
también nuestro karma, porque ella es la que divide y nos sumerge en diferentes
contextos, no obstante sería un buen comienzo reconocer este lugar de
confluencia, este lugar de conexión y de amparos globales, y mostrarse de
acuerdo por fin, que aunque muy americanos ahora, no podemos negar las
identidades locales.
Bibliografía.
- FIGUEIREDO, Eurídice. (Org). Conceitos de
literatura e cultura. Juiz de Fora: VFJF (Brasil) 2005. BERND,
Zilá. Americanidade y Americanizaçao.
- FIGUEIREDO,
Eurídice. (Org). Conceitos de literatura e cultura. Juiz
de Fora: VFJF (Brasil) 2005. CARRIZO, Silvana. Mestiçagem.
- FIGUEIREDO,
Eurídice. (Org). Conceitos de literatura e cultura. Juiz de Fora: VFJF
(Brasil) 2005. HANCIAU, Nubia Jacques. Entre-lugar.
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