Apropósito de la película: " The Pillow book" o "Escrito en el cuerpo".
¡Qué inimitable afán de
comunicación! El aspecto más febril de
la vida, conserva un vaivén de concepciones sicosociales, que representan tanto
una cultura propia, como una cultura general de una sociedad.
Nos encontramos inmersos en un
mundo, donde la realidad no fue creada y evolucionada por los objetos, sino por
la lengua y un lenguaje como tal, no arbitrario por su multiplicidad facetica,
a la que se exponen nuestras más inconscientes y consientes ideas, utopías o
aberraciones personales.
La polisemia de nuestras acciones
no son más que el acogimiento socio-cultural, al que el lenguaje transmitido
por una región, etnia, o grupo, se desarrolla en la formación de un individuo.
De allí nacen muchas diferencias en nuestros pensamientos: forma de hablar, de
vestir, de ser y hasta de sentir; como si sentir y ser, fuera una formación
totalmente consciente, quizá no lo sea, pero se funda en la psique algo profundo
que si es trasmitido por el medio social.
El personaje principal de la
película The pillow book, está en un constante intercambio humano, buscando
revivir la cálida comunicación que un antepasado despertó en ella, la pasión de
escribir totalmente su cuerpo era su arte, su alimento para el alma, su
satisfacción y excitación libidinosa, complaciendo así a los autores de su
cuerpo. The pillow book es una
representación de la búsqueda de tranquilidad y amor, que muchos buscamos en el
arte como: la literatura, la música, el teatro, y demás aspectos que alimentan
el alma.
Por lo tanto todo el entorno
afecta inconscientemente nuestra psique, en palabras de Jung: “Poco importa al
primitivo una explicación objetiva de las cosas que percibe; tiene en cambio,
una imperiosa necesidad, o mejor dicho, su psique inconscientemente tiene un impulso
invencible que lo lleva a asimilar el acontecer psíquico todas las experiencias
sensoriales externas”.
Es así que no se podría juzgar la
moral y la ética, en un artista que busca su obra perfecta, indagando placeres
carnales más emocionales que su propio espíritu, escudriñando una cultura, una
voz interna, una pasión, una escritura de caracteres perfecta, que exponga su
pasado y su presente.
Somos los seres racionales de
siempre, culturales de siempre, apasionados de siempre, con diversos ímpetus,
que forjan el ser tajante, que deshace sus pasos a diario, pero que comunican
su espíritu.
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