Desde hace un tiempo
atrás, se ha criticado al nuevo profesor de literatura y español en la escuela,
teniendo como base para la enseñanza de dicha asignatura, textos de autoayuda o
en su defecto textos de poco interés, que no despiertan en el alumno ningún gusto
para leer, es decir, no se hace ninguna reseña histórica ni de contexto, para
acrecentar la motivación lectora en un joven.
Miremos en primera
instancia, que los grandes autores colombianos han quedado desolados al
recuerdo efímero de la historia sin valor, en consecuencia, se recuerdan sus
nombres por diversas reseñas que se vienen dando desde nuestros abuelos o porque
sencillamente, aparecen en un billete, cuando en realidad, todo ha sido mucho
más profundo desde sus inicios.
La sociedad colombiana
ha tenido un avance inmenso con respecto a las letras, debemos tener en cuenta
que somos parte del nuevo continente, que según la historia fuimos descubiertos
en 1492, y pese a ello, ya en Europa se presentaban diversas literaturas,
mientras en ese momento, acá en Latinoamérica contábamos todavía con el
salvajismo indígena, con taparrabos y no se sabía distinguir si las
embarcaciones que observaban a lo lejos eran verdaderas.
Mientras en el antiguo
continente grandes autores como: Shakespeare, Moliere, entre otros, representaban
en teatro, la mente del hombre, sus tormentos, su misma existencia en un mundo
vacuo, donde la evolución apremia, pero las restricciones limitan las
manifestaciones humanas de poder contar o narrar o en su defecto dudar de todo
lo que en su entorno oprime. En Colombia apenas la crónica deja vislumbrar
pequeños matices literarios, sonetos no mas pasados de la historicidad,
crónicas que exageran los hechos en el Nuevo Reino de Granada o simplemente aquellos
colonos no pueden describir lo que sus ojos ven en una tierra todavía extraña
para ellos.
Comienza así una nueva
restitución de tierras, en aras de formar la civilización latinoamericana, sometiendo
a los habitantes del Nuevo Reino de Granada a las ordenes enviadas desde España,
para nuestra formación civil, como lo expone muy bien Adriana María Alzate
Echeverri en “Cuerpos barbaros y vida urbana en el Nuevo Reino de Granada”.
Para nadie es un
secreto que en Colombia si hubo diversos movimientos, la emancipación, la
ilustración, el romanticismo; todos una copia no exagerada del europeo, sino
mas bien una apropiación de términos que dejaban evidenciar un movimiento
somero con respecto a lo que realmente sucedía en Europa, siendo una
hibridación de nuestras propias raíces todavía primitivas y conceptos todavía
poco entendibles de los movimientos europeos, sin embargo en el Romanticismo se
presentan grandes momentos para la literatura en Colombia, tanto que “María”, aquella
obra de la que nuestros padres saben la historia de Efraín y María sin haberla
leído, aquel suceso de amor que transcurre en el norte del valle en la hacienda
el paraíso, fue para la historia de la literatura la ultima obra romántica, es
así querido y apreciado profesor de literatura, que todo este contexto debe
recaer en usted para la motivación
lectora de los estudiantes, porque son obras que nos sólo representan un relato
como tal, sino que históricamente están nutridas de conocimiento, de raíces colombianas, exponiendo de dónde
venimos y porque somos como somos, he ahí donde el profesor de literatura debe
recaer fuertemente para motivar e incentivar el conocimiento de los nuevos
aprendices.
El carnero ha suscitado
muchos debates alrededor de si es historia o literatura, pero que importancia
tiene la diferencia o la separación de ello, si es la representación de como
Bogotá fue constituida, además tiene miles de histórielas que han sido tema de
estudio no sólo para investigadores colombianos sino también para algunos
internacionales, como el indio dorado, la historia de Inés de Hinojosa, entre
otros, que dejan de manifiesto todo el
potencial que tiene aquel texto y del cual se puede hacer acercamiento
literarios en el aula, desde las pequeñas histórielas como cuentos que pueden
suscitar un debate en la clase.
En la ilustración se
produjo poca literatura, poco arte, pero el periodismo juega un papel
importante dentro del contexto, ya que se promovió un fuerte movimiento
escritural desde los periódicos y se combate contra la ignorancia, es este un
periodo productivo para la sabiduría porque se intenta desarrollar todo a
través del conocimiento, siendo este quien impera el contexto socio-económico.
Comenzando así un periodo emancipado con igualmente poca literatura, que trajo
consigo grandes cambios políticos, con mediaciones a una nueva sociedad en
crecimiento.
Detengámonos ahora en
el romanticismo, movimiento que aportó grandes escritos a la literatura
colombiana y que desconocemos, porque la educación a buscado en la musicalidad
de los poemas una forma de enseñar trabalenguas sin conocer el trasfondo
apremiante de la poesía y la novela romántica, dejando todo el conocimiento
real de los grandes autores, al mero recuerdo de una canción infantil o a lo
que nuestros padres nos han contado.
Los autores del
Romanticismo europeo fijaron parámetros tácitos dentro de la corriente: la
sublimación de la naturaleza, un hecho que trasmiten profundamente en casi la totalidad
de los escritos de la época, aunque también, se hace notorio el sujeto dentro
del mundo, con respecto a su forma de ver el cosmos, es decir, su entorno varia
según los matices que el medio va adquiriendo.
Todo lector detallado
sabe que Rafael Pombo, no fue un poeta infantil solamente, fue uno de los más
grandes representantes de la poesía romántica en Colombia, miremos no los
poemas infantiles con los que nos enseñan a hablar, sino aquellos donde su
expresión espiritual y humana, lo llevan a crear uno de los mejores poemas que
se han realizado en Colombia hasta el día de hoy, con matices fuertemente
Románticos.
“La hora de tinieblas”
de Rafael Pombo es un desarraigo contundente del mundo y todo lo que en él
existe, dudando hasta de su propia existencia, cuestionando a Dios, al destino
y al inalcanzable anhelo del mañana.
l
¡Oh, qué
misterio espantoso
Es este de la
existencia!
¡Revélame
algo, conciencia!
¡Háblame,
Dios poderoso!
Hay no sé qué
pavoroso
En el ser de
nuestro ser.
¿Por qué vine
yo a nacer?
¿Quién a
padecer me obligue?
¿Quién dió esa
ley enemiga
De ser para padecer?
ll
Si en la nada
estaba yo
¿Por qué salí
de la nada
A execrar la
hora menguada
En que mi
vida empezó?
Y una vez que
se cumplió
Ese prodigio
funesto,
¿Por qué el
mismo que lo ha impuesto
De él no me
viene a librar?
¿Y he de
tener que cargar un bien contra el cual protesto?
Este
es el poeta infantil que escribió la pobre viejecita, simón el bobito, juan
matachín, el que recordamos como una canción infantil de nuestros primeros años
de vida, el mismo que con este poema fue excomulgado por la iglesia colombiana.
Un poeta tan profundo que cada estrofa de este poema se podría leer por
separado y en cada una, encontrar un insondable significado de la vida,
adelantándose a corrientes que se darán en Colombia como: el nadaísmo.
Vlll
Hoja
arrancada al azar
De un libro
desconocido
Ni fin ni
empiezo he traído
Ni yo lo sé
adivinar;
Hoy tal vez
me oyen quejar
Remolineando
al imperio
Del viento;
en un cementerio
Mañana a
podrirme iré,
Y entonces me
llamaré
Lo mismo que
hoy: ¡un misterio!
Este
fragmento, a pesar de ser mi favorito de aquel poema, tiene una fuerte
propuesta romántica, una idea, que ira desarrollándose en el transcurso de la
literatura, en especial aquellos autores que escudriñan el yo, y la
espiritualidad.
Es
un fragmento con grandes matices góticos, donde lo feo también puede ser
bonito, (la estética de la antiestética) desgarradores versos compuestos en la
nada y para la nada, ya que no existe ni siquiera un sujeto perteneciente al
mundo y se pregunta, ¿dónde está el gobernador de su vida, sino es el mismo?
sin embargo no sabe quién es. La representación de la nada en los subterfugios
mentales de un hombre que comienza a liberarse de la carga eclesiástica, y
donde sólo importa él, dentro de un cosmos inhabitable que los simbolistas y
los impresionistas intentaran llevar a la más sublime expresión de la
existencia.
XXXV.
Gente... y
más gente... y más gente
Pasa delante
de mí,
¡Oh! qué
triste es ver así
La humanidad
en torrente!
Ignoro cual
es su fuente
Y en qué mar
se perderá;
Mas de cierto
juro ya
Que en el ser
de cada uno
El aguijón
importuno
De la
desventura va.
Comenzar
la empresa de escudriñar cada verso de este magnifico poema, es un acto
seriamente extenso y precario para abracarlo en una corriente moderna, porque a
su vez, a pesar de la fuerte carga romántica, se pueden hacer aproximaciones
contundentes a otros movimientos que se fundaran tiempo después de la muerte de
Pombo.
El
poema concluye dejando todo su intangible sufrimiento y desazón, al más grande
enigma del hombre, la muerte, esperando allí encontrar la respuesta o continuar
con la duda, haciendo una búsqueda microscópica de él mismo, en un inicio
cuestiona el ¿por qué? de su nacimiento y culmina dejando la respuesta a la
muerte, provocando a la vida la interminable ilógica que tiene; no pedimos
nacer y después de vivos tememos la muerte.
LXl
¡Sabios
funestos, callaos!
El caos
físico ha cesado,
Pero el que
lo hizo ha dejado
Al espíritu
en un caos.
¡Pobres
hombres! revolcaos
Mintiendo
felicidad;
Yo entre
tanta oscuridad
Rebelde
contra mi suerte,
Ansío deberle
a la muerte,
O la nada o
la verdad.
En
la poesía de Pombo, el poeta infantil, existen muchos tópicos que cuestionan la
existencia humana, un Romántico por excelencia que la historia se encargo de aplastar
por la hastiosa razón de no valorar nuestros propias creaciones, y porque desde
la escuela, la educación esta perdiendo enfoque, no sólo pasó con Pombo, sino también,
con José Asunción Silva, el cual uno de sus mas representativos poemas es “los maderos
de San juan”, siendo este una verdadera manifestación de la muerte, del
destino, del futuro incierto que desconocemos; y en la escuela nos la enseñan
como una canción infantil, la cual ni siquiera sabemos el significado.
Los maderos de San Juan.
Los maderos
de San Juan,
piden queso,
piden pan,
los de Roque
alfandoque,
los de Rique
alfeñique
¡Los de
triqui,
triqui, tran!
Y en las
rodillas duras y firmes de la Abuela,
con
movimiento rítmico se balancea el niño
y ambos
agitados y trémulos están;
la abuela le
sonríe con maternal cariño
mas cruza por
su espíritu como un temor extraño
por lo que en
lo futuro, de angustia y desengaño
los días
ignorados del nieto guardarán.
Los maderos
de San Juan
piden queso,
piden pan.
¡Triqui,
triqui,
triqui, tran!
Esas arrugas
hondas recuerdan una historia
de
sufrimientos largos y silenciosa angustia
y sus
cabellos, blancos, como la nieve, están.
De un gran
dolor el sello marcó la frente mustia
y son sus
ojos turbios espejos que empañaron
los años, y
que ha tiempos, las formas reflejaron
de cosas y
seres que nunca volverán.
Los de Roque,
alfandoque
¡Triqui,
triqui, triqui, tran!
Mañana cuando
duerma la Anciana, yerta y muda,
lejos del
mundo vivo, bajo la oscura tierra,
donde otros,
en la sombra, desde hace tiempo están,
del nieto a
la memoria, con grave son que encierra
todo el poema
triste de la remota infancia
cruzando por
las sombras del tiempo y la distancia,
¡de aquella
voz querida las notas vibrarán!
Los de Rique,
alfeñique
¡Triqui,
triqui, triqui, tran!
Y en tanto en
las rodillas cansadas de la Abuela
con
movimiento rítmico se balancea el niño
y ambos
conmovidos y trémulos están,
la Abuela se
sonríe con maternal cariño
mas cruza por
su espíritu como un temor extraño
por lo que en
lo futuro, de angustia y desengaño
los días
ignorados del nieto guardarán.
¡Aserrín!
¡Aserrán!
Los maderos
de San Juan
piden queso,
piden pan,
los de Roque
alfandoque
los de Rique
alfeñique
¡triqui,
triqui, triqui, tran!
¡triqui,
triqui, triqui, tran!
Es
así nuevo profesor de literatura, que donde queda el Rafael Pombo de: noche de
diciembre, de noche, preludio de primavera, siempre, decíamos ayer, su
imagen, Barcarola, etc., ¿en la memoria
de los libros? que como en tiempos de la santa inquisición jamás conoceremos.
Dónde están por parte de José Asunción Silva: crepúsculo, poeta di paso, una
noche, midnight dreams, triste, paisaje tropical, y los esplendidos nocturnos, ¿sentenciados
al olvido porque son mejor los de autoayuda en un mundo donde la sexualidad ya
no es un acto del amor, sino una manifestación del crecimiento adolescente como
la barba o el acné?.
Soy
consiente que la educación en Colombia se volvió una difícil tarea, pero
también soy positivo en el sentido de que si se puede lograr cambios a nivel
institucional, con buenas propuestas académicas y en ningún momento he
criticado seriamente que no se deben enseñar las canciones infantiles de los
autores mencionados, sólo que también se deben mostrar los sufrimientos
mortales de aquellos que con sus aportes, nos han dejado cantar de niños,
teniendo en cuenta que esta literatura tampoco se puede mostrar a jóvenes
apenas entrantes en la pubertad, simplemente que en el transcurso de todo
nuestro proceso académico, conozcamos más de nuestras raíces y Jorge Isaacs no
sea el hombre del billete de cincuenta mil.
El
cuestionamiento esta dirigido a que tipo de profesor estamos educando, aquel
que en su formación cursó las asignaturas con las malas lecturas de Walter
riso, las historias adolescentes de Carlos Cuauhtémoc, ¿dónde están quedando
los literatos contemporáneos? con lo más profundo del corazón y como un Romántico
quiero dejar dicho que sólo en el incesante tiempo venidero, León de Greiff no
sea un poeta desconocido con nombre extranjero, que William Ospina no sea un
ensayista perdido en sus aportes antropológicos colombianos, que los poetas Nadaistas
como movimiento literario, no sea sólo un recurso para excusar la pereza, y la
incertidumbre de hacer nada y ver la vida con pesimismo.
Deseo
concluir dejando en claro que no pretendo plantear cambiaos al sistema, sino
que en pro de una mejor educación debemos conocer más sobre nuestras raíces,
porque sabemos más de las desagradables guerras mundiales que los sucesos de
como se crearon nuestras propias ciudades, es así, que todo nuestros avances
cognoscitivos se han ido perdiendo en la memoria de las bibliotecas, dejando
nuestros recursos literarios al efímero paso del polvo.