miércoles, 31 de julio de 2013

“El Carnero”: historia o literatura.


Es difícil encasillar “El Carnero”[1] en una categoría literaria o histórica, es más cuando se empieza la lectura del libro, es casi que ineludible la pregunta ¿a qué tipo de texto pertenece? Esta interrogación se torna tan necesaria como una lectura minuciosa.

En sí, y a grandes rasgos, “El Carnero” expone todo el transcurso de la colonización española en el Nuevo Reino de Granada, presentando fechas, nombres y sucesos, elemento que lo caracteriza y lo presenta como un texto histórico. Por otro lado las concepciones literarias vienen expuestas en los micro-relatos, como: el indio dorado, el engaño del diablo, Inés de Hinojosa, (historia que inspiraría a muchos otros autores) entre otras narraciones que se van desenvolviendo a través  del texto.

 “El Carnero” es pues un texto denso de difícil calificativo, incluso fue muy popular en el tiempo en el que se escribió, pues narraba en ocasiones, los chismes de ese pequeño pueblo en construcción llamado Bogotá, y eso lo hacía de suma interés para los lectores, pues en ciertos momentos podrían tal vez encontrar allí los sucesos del vecino. El libro se comenzó a difundir rápidamente en los hogares y llegaba envuelto en un papel similar al que entregaban la carne en el mercado, por ello toma el nombre de “El Carnero”.

La apología literaria de la obra puede realizarse si se quiere, desde el misticismo de los relatos,  la calidad del lenguaje significativamente rico para la época y la participación de los habitantes de Bogotá dentro del texto. Es suculento el oscurantismo de algunos apartes de la obra, por ello lo podemos calificar como místico, pues bien tenemos en cuenta que se perciben creencias espirituales, mitológicas, y que podemos evidenciar brujas y brujería en la construcción de algunas narraciones, es allí donde puede haber algo literario, porque si bien el autor reafirma eventos sobrenaturales, podríamos indicar tácitamente que estos hechos son reales, como podríamos calificarlo de un suceso falso. El lenguaje se torna revelador, para aquella época pocos habitantes sabían leer y escribir, es entonces un texto pulido, metódicamente diseñado para informar a los bogotanos específicamente, con un lenguaje rico en algunos capítulos, porque con justicia debemos decir que en otros no tiene nada de literario, es más al final de ciertos capítulos del inicio podemos pasar dos páginas con menciones de nombres y fechas.

“El Carnero” puede también tener matices históricos, por las fechas mencionadas, y la presentación de cómo se funda Bogotá y como se trasladan los colonos hacía en centro del país. Es evidente que el autor tenía gran bagaje académico por la mención de cómo se van desarrollando los sucesos en medio de la colonización y la presentación de nuevos saberes a nuestras culturas aborígenes, incluso podemos evidenciar las primeras iglesias que se construyeron en el primer centro urbano de Bogotá y quien fue su fundador, asumimos pues todos estos sucesos como datos históricos que reviven una época sometida y puesta a grandes cambios.

Me parece necesario dejar dicho que las pocas aproximaciones literarias estaban para aquella época sumamente cargadas de historicidad, incluso las podemos señalar más como crónicas que como novelas o poesías, si recordamos pues a Juan de Castellanos y su épico poema heroico “Elegías de varones ilustres de Indias”, sin embargo la crónica fue fundamental para los primeros textos creados en estas tierras, pues cuando enviaban los escritos a Europa, parecían textos literarios salidos de la imaginación, porque no podían escribir cabalmente la forma de un loro ni una guacamaya ni de ninguno de los animales exóticos con los que nunca habían tenido contacto.

Me parece que la discusión para enfocar “El Carnero” en literatura o historia es leguleya, porque se evidencia ambos tipos de textos, lo importante aquí es recalcar y resaltar la labor de Freyle por la composición de un buen texto, un texto que no es para los primeros lectores y mucho menos para jóvenes estudiantes, un texto denso y complejo, lento, el cual con una buena lectura nos puede sumergir en la creación de nuestras raíces, es conocernos un poco más como colombianos, y finalmente reafirmarnos en él porque estas concepciones nos compete, y no olvidar que nuestras primeras letras estaban tan cargadas de un sincretismo cultural que no podían ser ellas simplemente, sino una hibridación constante y compleja de nuestras visiones de mundo.




[1] “El Carnero” es un libro de Juan Rodríguez Freyle escrito en 1638, cuenta con 21 capítulos y dos anexos, un importante libro de literatura colonial colombiana.

viernes, 28 de junio de 2013

Abrazó la muerte.


Abrazó la muerte. Comprendió que hacía parte de la muchedumbre y se dejó llevar, levitaba angustiado, regresaba la cabeza a todos lados anhelando atender una respuesta, pero sólo una, la que siempre ha deseado escuchar, conservaba la esperanza y todas las miradas lo acusaban.
En el centro comercial evadía su desasosiego y ocultaba tras la máscara de la risa su triste condición de vulgo; sin embargo a veces acudía a la biblioteca con la justificación inexplicable del adicto, porque bien sabemos que leer es un maldito vicio que te hace falta, que en la abstinencia te reprime, y en el consumo deseamos detener el tiempo para no despegarnos de ese pensamiento ajeno que se torna propio; o a veces, hacía deporte porque para él, representaba todo lo contrario a la lectura, no pensaba ni siquiera en banalidades, pero este era especialmente era un encuentro con él mismo, y lo alejaba de la muerte.
Un día normal, como todos los días, entró a la biblioteca, ubicó el libro que lo estaba desvelando, en la silla de siempre comenzó a leer, al frente estaba la muerte, no la desconocía, sabía quién era, habían cruzado palabras, entonces se paró y se dirigió a ella, le besó la mejilla y…
Abrazó la muerte. Comprendió que hacía parte de la muchedumbre y se dejó llevar, levitaba angustiado, regresaba la cabeza a todos lados anhelando atender una respuesta, pero sólo una, la que siempre ha deseado escuchar, conservaba la esperanza y todas las miradas lo acusaban.

miércoles, 22 de mayo de 2013

ACORDÁNDOME DE MÍ.


No me consta que la vida es un ciclo, mejor me aferro a mi familia, a mis amigos o quizá a Dios, sí… tal vez por tranquilidad, no sé, ¿por qué nos aferramos a la emoción? ¿Quién lo sabe? Y el que lo entienda y pueda responder que no lo diga, es superior la vida con designio sin sentido, sin explicación, sin normalidad, sin mismidad, temerosos del futuro pero con desarraigada pasión del presente, cuesta visualizarse adelante porque están las adustas ilusiones de la vida, y que tal si fallo, que pasaría si la ilusión no es.

A mis padres quisiera decirles cuanto los quiero pero no encuentro la confianza, un abrazo, una caricia en sus cabellos canos, recuerdos, risas, y en el fondo es algo más profundo, es como la esencia del sahumerio, está presente el olor y lo sabemos distinguir, pero está la postura espiritual, la intangible, la que lleva la mano a la caricia, y esa misma es la que se apena para un te quiero, para contar los planes del futuro, pero… ¡cuánto los quiero!  ¡Cuánto los quiero!

Desde niño con los mismos, nadie ha cambiado, trabajan, unos más “avispados” que otros, otros no están a veces, se recuerdan en la alucinación del olor del cannabis,  pero son los mismos, con más “mañas” o más idos, son los mismos, somos los mismos, sin vidas extraordinarias, a no ser que una madre pague para que lo publiquen en la página social del periódico local el día de su cumpleaños y además agreguen en el pie de foto, “el cumpleaños se llevó a cabo en un prestigioso restaurante de la ciudad” y uno pudo ver que almorzaron en la casa arroz chino, son ellos, somos así, son las costumbres las que nos mantiene juntos, si yo tengo una ilusión a futuro ellos ya las perdieron, porque temieron profundamente, se arriesgaron y buscaron comodidad, yo también tengo miedos, no estoy cómodo pero no quiero  la comodidad de un salario y encontrar la alegría en la fiesta de fin de semana, pero estamos todos en lo mismo sin vida extraordinaria y creyéndonos importantes.

Le escribiré una carta a la mujer que amo, quizá la lea con su amante, el de la impostura, el que ella no conoce y cree conocer, porque mira los amores cuando inician las declaraciones cuanta mentira, cuanto temor a la soledad, incluso yo le escribiré, le diré que la amo así como se deben amar los hombres, con desgracia, entregados hoy porque mañana se puede acabar la magia, la costumbre se filtrará entre los dos quizá, además quien conoce mis anhelos, hoy tengo unos, mañana… mañana…  lo más seguro es que sean otros, por eso le escribiré para que recuerde que alguna vez la amé...  

En silencio intento hallarte, buscarte y buscarme una explicación, igual que “la hora de tinieblas”, pero me manifiesto en silencio, y actuando en voz alta voy a la iglesia, no pregunten por qué, no hay respuesta, bueno… sí la hay, pero no la quiero escuchar, Erick Fromm la conmemora con rudeza, ¡ay Dios! con nostalgia te repaso en mi desgracia, y en mi dionisiaca vida ni te me cruzas por la memoria, así es mi relación contigo, a fin de cuentas mi vida no depende del azar pero cuanto me gustaría, y aún estoy pendiente de una señal porque este camino se torna rocoso y estoy descalzo.

El contexto ya no está, escudriñando intrínsecamente se va agotando la verdad, una vida falsa, una muerte segura, quiero olvidarme de mí y ser realmente quien soy, por ahora estoy sereno en un viaje literario de pasiones inciertas, emociones imprecisas que me sosiegan, que me dejan en la tranquilidad de la ignorancia… ¿y tú, amigo, todavía estás?

 

domingo, 21 de abril de 2013

EL ROMANTICISMO EN LA MARÍA.


El romanticismo es uno de los movimientos más resaltables en el mundo con respecto al arte, en él se enervan las pasiones y se da apertura a las expresiones más intrincadas del hombre, dejando pequeñas bases para otros movimientos que quieren llevar más allá las manifestaciones humanas como: el simbolismo, el realismo, el impresionismo, entre otros.

El romanticismo hispánico toma en gran medida, varias manifestaciones del romanticismo europeo, la sublimidad de la naturaleza, los sentimientos profundos del hombre, y como cambia la perspectiva del entorno dependiendo del estado anímico.

Es necesario, en este momento dejar dicho, que aunque los latinoamericanos nutren sus manifestaciones artísticas del romanticismo europeo, debemos entender que las condiciones de vida no eran igualitarias, en ese orden de ideas, las obras románticas de los hispánicos, no son totalmente románticas como lo fueron las manifestaciones: alemanas, francesas, e inclusive las rusas, pero tampoco se desprendieron y crearon un nuevo movimiento romántico, sino que más bien, la hibridación entre los temas románticos y las condiciones de vida todavía bárbaras, en gran medida crearon un seudo-romanticismo como lo manifiesta Rafael Maya:

“Cuando lo clásico comienza a perder sus jugos vitales, su espíritu universalista, su esencia humana, su gran sentido de la armonía y del equilibrio, degenera en un formulismo árido, en una reglamentación estrecha del pensamiento y en una simétrica monotonía de temas. Asimismo, cuando la escuela romántica decae, viene el abuso de ciertos tópicos sentimentales y de todos los lugares comunes de la imaginaci6n, a sustituir la aspiración metafísica y la arrebatada fantasía que caracteriza a los grandes representantes de esa escuela. El dolor se convierte en fastidioso lacrimeo, la emoción religiosa en pedestre beatería, el sentimiento de la naturaleza en burocrática afectación de guardián de bosques nacionales. Todo eso es el seudo-romanticismo, tendencia muy propia de estos pueblos, y que encuentra clima apropiado para su desarrollo en el innato sentimentalismo de esta raza, tan habituada a la quejumbre, al lloro y a la desesperación. En este sentido, pues, dije que nuestra literatura era, en su mayor parte, romántica. En la otra acepción de la palabra, en la noble, en la autentica, no, porque este romanticismo de alta escuela requiere virtudes de elevación mental que rara vez se han dado en poetas colombianos”[1].  

Pusilánimes seriamos si delatáramos abiertamente que no hubo un verdadero romanticismo latinoamericano, porque las aproximaciones románticas sí se presentaron, tanto que, una obra colombiana llamada “ La María”, es considerada la última obra romántica, no sólo latinoamericana sino del mundo, teniendo ésta grandes matices del romanticismo europeo.

“La María” es una obra escalofriantemente amorosa, todo aquel que ha amado profundamente sabe que amar es un sufrimiento constante. La María se apodera de esta tesis para dejarnos ahondar en un romanticismo sentimental como lo entendemos comúnmente cuando referenciamos la palabra “romántico o romanticismo”, cuando en realidad este movimiento fue tan amplio, que dejo vislumbrar temas como que: lo feo puede ser bonito y el interior de un individuo perturba todo su exterior, posturas sicológicas que no son más que una representación sublime de lo que es ese ser traumado y excéntrico, llamado hombre.

La obra “La María”, se desarrolla en el valle del Cauca, la manifestación natural que se exalta en cada palabra deja escudriñar que Jorge Isaacs, autor de la misma, tuvo vínculos profundos con la literatura romántica europea, evidenciándola con “los sufrimientos de joven Werther” de Goethe, donde el argumento también se apodera de un joven que ama enternecidamente a una dama, pero sufre porque no está con ella. La manifestación natural que se presenta en ambos textos muestran una conjetura amplia de lo que simbolizaba la naturaleza para los románticos, y como su lucha fue compenetrar el espíritu con la tierra, siendo hasta nuestros días una postura estética de la cual el hombre “civilizado”, (que ve la evolución humana en construcciones, en explotación minera, en avances tecnológicos) no se ha podido desprender; inconscientemente busca compenetrar sus conjeturas espirituales y sentimentales con la naturaleza, porque los nombres de sus obras son: Quintas de jardín Colonial, Apple, La arboleda, entre otros, y dejan de manifiesto, que el espíritu del romanticismo queda ligado a nuestras perspectivas de vida, sin saberlo.

“La María” es ampliamente una postura romántica desde su estilo lirico, el cual marca la ruptura del neo-clasicismo, poniendo de ante mano un profundo y extremo sentimentalismo del hombre con respecto al mundo y la cabida que tiene dentro de él.

La prosa poética de “La María” hace que la obra sea difícil y escurridiza a un lector inicial o que llegue a la obra por un impedimento, porque la descripción es lenta, pausada, extremadamente poética, y en un párrafo puede no decir nada acerca de la historia, y detenerse a referir una emoción de Efraín o de María, o a describir las flores que crecen en el valle, o simplemente a dar una posición geográfica exaltando el rio Cauca, o la casa donde crecen los dos enamorados primos.

El contexto socio-económico de la obra es evidentemente aristócrata; para esa época en Colombia pocos tenían la oportunidad de estudiar, elemento que nos muestra un Efraín con una condición de vida elegante y quizá opulenta, los esclavos eran bien tratados, no podría afirmar hasta que punto por tener piel oscura, se deseaba hacer una critica al racismo, o un acercamiento efímero a la esclavitud, sencillamente los tratos para con ellos, no podrían manifestar ningún hecho hostil de parte de sus amos. En las Familias los hombres se dedicaban, al campo o a formarse académicamente si tenían dinero, mientras en las mujeres la condición era igual tuvieran o no capital. Se nos presenta a una María que esta educada para el hogar, las mujeres estaban sometidas al matrimonio arreglado, por algún buen postor de un estatus social considerable, pero la mujer no cumplía ningún otro papel que el del hogar.

En estos tiempos la ruptura con el imperio español es mas delicada, los textos se apartan un poco de lo católico y se detienen a observar al hombre, se pierde así la fantástica idea de que el amor puede con todo, precipitando al hombre a ser un prototipo revolucionario, un nihilista donde se deja entredicho que aunque tengamos razones y sentimientos, en conclusión, no somos nada, porque a María le llega la muerte en el momento que todo lector detallado espera una conclusión feliz, o por lo menos, un reencuentro.

La María se presenta ante nuestros ojos como un obra romántica por la exaltación del amor, de la muerte, la descripción exagerada de lo natural como hermoso, sublime, pero ante todo porque deja escudriñar las pasiones del hombre, el misterio del amor y las intrincadas sensaciones que produce el mismo hecho de ser humano, y no poder darles una explicación. Es así que “la María” como titulo cumbre de la novela romántica colombiana, tiene cabida sin restricción alguna, porque si hubiese cierta explicación que desmienta el romanticismo en la misma, podemos hacer una apología en una sociedad en construcción, que exponía su sentimiento nacional y patrio, en un movimiento europeo que adapto muy bien a sus raíces, a sus costumbres.




[1] Maya, Rafael. (1944) Aspectos del romanticismo en Colombia. Revista Iberoamericana, volumen Vlll / N. 16.

lunes, 25 de marzo de 2013

LA PEDAGOGÍA COMO CONOCIMIENTO VERDADERO DE NUESTRAS RAÍCES LITERARIAS.


Desde hace un tiempo atrás, se ha criticado al nuevo profesor de literatura y español en la escuela, teniendo como base para la enseñanza de dicha asignatura, textos de autoayuda o en su defecto textos de poco interés, que no despiertan en el alumno ningún gusto para leer, es decir, no se hace ninguna reseña histórica ni de contexto, para acrecentar la motivación lectora en un joven.

Miremos en primera instancia, que los grandes autores colombianos han quedado desolados al recuerdo efímero de la historia sin valor, en consecuencia, se recuerdan sus nombres por diversas reseñas que se vienen dando desde nuestros abuelos o porque sencillamente, aparecen en un billete, cuando en realidad, todo ha sido mucho más profundo desde sus inicios.

La sociedad colombiana ha tenido un avance inmenso con respecto a las letras, debemos tener en cuenta que somos parte del nuevo continente, que según la historia fuimos descubiertos en 1492, y pese a ello, ya en Europa se presentaban diversas literaturas, mientras en ese momento, acá en Latinoamérica contábamos todavía con el salvajismo indígena, con taparrabos y no se sabía distinguir si las embarcaciones que observaban a lo lejos eran verdaderas.

Mientras en el antiguo continente grandes autores como: Shakespeare, Moliere, entre otros, representaban en teatro, la mente del hombre, sus tormentos, su misma existencia en un mundo vacuo, donde la evolución apremia, pero las restricciones limitan las manifestaciones humanas de poder contar o narrar o en su defecto dudar de todo lo que en su entorno oprime. En Colombia apenas la crónica deja vislumbrar pequeños matices literarios, sonetos no mas pasados de la historicidad, crónicas que exageran los hechos en el Nuevo Reino de Granada o simplemente aquellos colonos no pueden describir lo que sus ojos ven en una tierra todavía extraña para ellos.

Comienza así una nueva restitución de tierras, en aras de formar la civilización latinoamericana, sometiendo a los habitantes del Nuevo Reino de Granada a las ordenes enviadas desde España, para nuestra formación civil, como lo expone muy bien Adriana María Alzate Echeverri en “Cuerpos barbaros y vida urbana en el Nuevo Reino de Granada”[1].

Para nadie es un secreto que en Colombia si hubo diversos movimientos, la emancipación, la ilustración, el romanticismo; todos una copia no exagerada del europeo, sino mas bien una apropiación de términos que dejaban evidenciar un movimiento somero con respecto a lo que realmente sucedía en Europa, siendo una hibridación de nuestras propias raíces todavía primitivas y conceptos todavía poco entendibles de los movimientos europeos, sin embargo en el Romanticismo se presentan grandes momentos para la literatura en Colombia, tanto que “María”, aquella obra de la que nuestros padres saben la historia de Efraín y María sin haberla leído, aquel suceso de amor que transcurre en el norte del valle en la hacienda el paraíso, fue para la historia de la literatura la ultima obra romántica, es así querido y apreciado profesor de literatura, que todo este contexto debe recaer en usted para  la motivación lectora de los estudiantes, porque son obras que nos sólo representan un relato como tal, sino que históricamente están nutridas de conocimiento, de  raíces colombianas, exponiendo de dónde venimos y porque somos como somos, he ahí donde el profesor de literatura debe recaer fuertemente para motivar e incentivar el conocimiento de los nuevos aprendices.

El carnero ha suscitado muchos debates alrededor de si es historia o literatura, pero que importancia tiene la diferencia o la separación de ello, si es la representación de como Bogotá fue constituida, además tiene miles de histórielas que han sido tema de estudio no sólo para investigadores colombianos sino también para algunos internacionales, como el indio dorado, la historia de Inés de Hinojosa, entre otros, que dejan de manifiesto todo  el potencial que tiene aquel texto y del cual se puede hacer acercamiento literarios en el aula, desde las pequeñas histórielas como cuentos que pueden suscitar un debate en la clase.

En la ilustración se produjo poca literatura, poco arte, pero el periodismo juega un papel importante dentro del contexto, ya que se promovió un fuerte movimiento escritural desde los periódicos y se combate contra la ignorancia, es este un periodo productivo para la sabiduría porque se intenta desarrollar todo a través del conocimiento, siendo este quien impera el contexto socio-económico. Comenzando así un periodo emancipado con igualmente poca literatura, que trajo consigo grandes cambios políticos, con mediaciones a una nueva sociedad en crecimiento. 

Detengámonos ahora en el romanticismo, movimiento que aportó grandes escritos a la literatura colombiana y que desconocemos, porque la educación a buscado en la musicalidad de los poemas una forma de enseñar trabalenguas sin conocer el trasfondo apremiante de la poesía y la novela romántica, dejando todo el conocimiento real de los grandes autores, al mero recuerdo de una canción infantil o a lo que nuestros padres nos han contado.

Los autores del Romanticismo europeo fijaron parámetros tácitos dentro de la corriente: la sublimación de la naturaleza, un hecho que trasmiten profundamente en casi la totalidad de los escritos de la época, aunque también, se hace notorio el sujeto dentro del mundo, con respecto a su forma de ver el cosmos, es decir, su entorno varia según los matices que el medio va adquiriendo.

Todo lector detallado sabe que Rafael Pombo, no fue un poeta infantil solamente, fue uno de los más grandes representantes de la poesía romántica en Colombia, miremos no los poemas infantiles con los que nos enseñan a hablar, sino aquellos donde su expresión espiritual y humana, lo llevan a crear uno de los mejores poemas que se han realizado en Colombia hasta el día de hoy, con matices fuertemente Románticos. 

“La hora de tinieblas” de Rafael Pombo es un desarraigo contundente del mundo y todo lo que en él existe, dudando hasta de su propia existencia, cuestionando a Dios, al destino y al inalcanzable anhelo del mañana.

l

¡Oh, qué misterio espantoso

Es este de la existencia!

¡Revélame algo, conciencia!

¡Háblame, Dios poderoso!

Hay no sé qué pavoroso

En el ser de nuestro ser.

¿Por qué vine yo a nacer?

¿Quién a padecer me obligue?

¿Quién dió esa ley enemiga

De ser para padecer?

ll

Si en la nada estaba yo

¿Por qué salí de la nada

A execrar la hora menguada

En que mi vida empezó?

Y una vez que se cumplió

Ese prodigio funesto,

¿Por qué el mismo que lo ha impuesto

De él no me viene a librar?

¿Y he de tener que cargar un bien contra el cual protesto?

 

Este es el poeta infantil que escribió la pobre viejecita, simón el bobito, juan matachín, el que recordamos como una canción infantil de nuestros primeros años de vida, el mismo que con este poema fue excomulgado por la iglesia colombiana. Un poeta tan profundo que cada estrofa de este poema se podría leer por separado y en cada una, encontrar un insondable significado de la vida, adelantándose a corrientes que se darán en Colombia como: el nadaísmo.

 

Vlll

 

Hoja arrancada al azar

De un libro desconocido

Ni fin ni empiezo he traído

Ni yo lo sé adivinar;

Hoy tal vez me oyen quejar

Remolineando al imperio

Del viento; en un cementerio

Mañana a podrirme iré,

Y entonces me llamaré

Lo mismo que hoy: ¡un misterio!

 

Este fragmento, a pesar de ser mi favorito de aquel poema, tiene una fuerte propuesta romántica, una idea, que ira desarrollándose en el transcurso de la literatura, en especial aquellos autores que escudriñan el yo, y la espiritualidad.

 

Es un fragmento con grandes matices góticos, donde lo feo también puede ser bonito, (la estética de la antiestética) desgarradores versos compuestos en la nada y para la nada, ya que no existe ni siquiera un sujeto perteneciente al mundo y se pregunta, ¿dónde está el gobernador de su vida, sino es el mismo? sin embargo no sabe quién es. La representación de la nada en los subterfugios mentales de un hombre que comienza a liberarse de la carga eclesiástica, y donde sólo importa él, dentro de un cosmos inhabitable que los simbolistas y los impresionistas intentaran llevar a la más sublime expresión de la existencia.

 

XXXV.

 

Gente... y más gente... y más gente

Pasa delante de mí,

¡Oh! qué triste es ver así

La humanidad en torrente!

Ignoro cual es su fuente

Y en qué mar se perderá;

Mas de cierto juro ya

Que en el ser de cada uno

El aguijón importuno

De la desventura va.

 

Comenzar la empresa de escudriñar cada verso de este magnifico poema, es un acto seriamente extenso y precario para abracarlo en una corriente moderna, porque a su vez, a pesar de la fuerte carga romántica, se pueden hacer aproximaciones contundentes a otros movimientos que se fundaran tiempo después de la muerte de Pombo.

 

El poema concluye dejando todo su intangible sufrimiento y desazón, al más grande enigma del hombre, la muerte, esperando allí encontrar la respuesta o continuar con la duda, haciendo una búsqueda microscópica de él mismo, en un inicio cuestiona el ¿por qué? de su nacimiento y culmina dejando la respuesta a la muerte, provocando a la vida la interminable ilógica que tiene; no pedimos nacer y después de vivos tememos la muerte.

 

LXl

 

¡Sabios funestos, callaos!

El caos físico ha cesado,

Pero el que lo hizo ha dejado

Al espíritu en un caos.

¡Pobres hombres! revolcaos

Mintiendo felicidad;

Yo entre tanta oscuridad

Rebelde contra mi suerte,

Ansío deberle a la muerte,

O la nada o la verdad.

 

En la poesía de Pombo, el poeta infantil, existen muchos tópicos que cuestionan la existencia humana, un Romántico por excelencia que la historia se encargo de aplastar por la hastiosa razón de no valorar nuestros propias creaciones, y porque desde la escuela, la educación esta perdiendo enfoque, no sólo pasó con Pombo, sino también, con José Asunción Silva, el cual uno de sus mas representativos poemas es “los maderos de San juan”, siendo este una verdadera manifestación de la muerte, del destino, del futuro incierto que desconocemos; y en la escuela nos la enseñan como una canción infantil, la cual ni siquiera sabemos el significado.

 

Los maderos de San Juan.

 

Los maderos de San Juan,

piden queso, piden pan,

los de Roque

alfandoque,

los de Rique

alfeñique

¡Los de triqui,

triqui, tran!

 

Y en las rodillas duras y firmes de la Abuela,

con movimiento rítmico se balancea el niño

y ambos agitados y trémulos están;

la abuela le sonríe con maternal cariño

mas cruza por su espíritu como un temor extraño

por lo que en lo futuro, de angustia y desengaño

los días ignorados del nieto guardarán.

 

Los maderos de San Juan

piden queso, piden pan.

¡Triqui, triqui,

triqui, tran!

 

Esas arrugas hondas recuerdan una historia

de sufrimientos largos y silenciosa angustia

y sus cabellos, blancos, como la nieve, están.

De un gran dolor el sello marcó la frente mustia

y son sus ojos turbios espejos que empañaron

los años, y que ha tiempos, las formas reflejaron

de cosas y seres que nunca volverán.

 

Los de Roque, alfandoque

¡Triqui, triqui, triqui, tran!

 

Mañana cuando duerma la Anciana, yerta y muda,

lejos del mundo vivo, bajo la oscura tierra,

donde otros, en la sombra, desde hace tiempo están,

del nieto a la memoria, con grave son que encierra

todo el poema triste de la remota infancia

cruzando por las sombras del tiempo y la distancia,

¡de aquella voz querida las notas vibrarán!

 

Los de Rique, alfeñique

¡Triqui, triqui, triqui, tran!

 

Y en tanto en las rodillas cansadas de la Abuela

con movimiento rítmico se balancea el niño

y ambos conmovidos y trémulos están,

la Abuela se sonríe con maternal cariño

mas cruza por su espíritu como un temor extraño

por lo que en lo futuro, de angustia y desengaño

los días ignorados del nieto guardarán.

 

¡Aserrín!

¡Aserrán!

Los maderos de San Juan

piden queso, piden pan,

los de Roque

alfandoque

los de Rique

alfeñique

¡triqui, triqui, triqui, tran!

¡triqui, triqui, triqui, tran!

 

Es así nuevo profesor de literatura, que donde queda el Rafael Pombo de: noche de diciembre, de noche, preludio de primavera, siempre, decíamos ayer, su imagen,  Barcarola, etc., ¿en la memoria de los libros? que como en tiempos de la santa inquisición jamás conoceremos. Dónde están por parte de José Asunción Silva: crepúsculo, poeta di paso, una noche, midnight dreams, triste, paisaje tropical, y los esplendidos nocturnos, ¿sentenciados al olvido porque son mejor los de autoayuda en un mundo donde la sexualidad ya no es un acto del amor, sino una manifestación del crecimiento adolescente como la barba o el acné?.

 

Soy consiente que la educación en Colombia se volvió una difícil tarea, pero también soy positivo en el sentido de que si se puede lograr cambios a nivel institucional, con buenas propuestas académicas y en ningún momento he criticado seriamente que no se deben enseñar las canciones infantiles de los autores mencionados, sólo que también se deben mostrar los sufrimientos mortales de aquellos que con sus aportes, nos han dejado cantar de niños, teniendo en cuenta que esta literatura tampoco se puede mostrar a jóvenes apenas entrantes en la pubertad, simplemente que en el transcurso de todo nuestro proceso académico, conozcamos más de nuestras raíces y Jorge Isaacs no sea el hombre del billete de cincuenta mil.

 

El cuestionamiento esta dirigido a que tipo de profesor estamos educando, aquel que en su formación cursó las asignaturas con las malas lecturas de Walter riso, las historias adolescentes de Carlos Cuauhtémoc, ¿dónde están quedando los literatos contemporáneos? con lo más profundo del corazón y como un Romántico quiero dejar dicho que sólo en el incesante tiempo venidero, León de Greiff no sea un poeta desconocido con nombre extranjero, que William Ospina no sea un ensayista perdido en sus aportes antropológicos colombianos, que los poetas Nadaistas como movimiento literario, no sea sólo un recurso para excusar la pereza, y la incertidumbre de hacer nada y ver la vida con pesimismo.

 

Deseo concluir dejando en claro que no pretendo plantear cambiaos al sistema, sino que en pro de una mejor educación debemos conocer más sobre nuestras raíces, porque sabemos más de las desagradables guerras mundiales que los sucesos de como se crearon nuestras propias ciudades, es así, que todo nuestros avances cognoscitivos se han ido perdiendo en la memoria de las bibliotecas, dejando nuestros recursos literarios al efímero paso del polvo.




[1] Adriana María álzate Echeverri. Historia de la vida privada en Colombia. Artículo “Cuerpos barbaros y vida Urbana en el Nuevo Reino de Granada.” 2011.

viernes, 8 de febrero de 2013

LA CULTURA ESCRIBE.

Apropósito de la película: " The Pillow book" o "Escrito en el cuerpo".

 
 
 
 

¡Qué inimitable afán de comunicación!  El aspecto más febril de la vida, conserva un vaivén de concepciones sicosociales, que representan tanto una cultura propia, como una cultura general de una sociedad.

Nos encontramos inmersos en un mundo, donde la realidad no fue creada y evolucionada por los objetos, sino por la lengua y un lenguaje como tal, no arbitrario por su multiplicidad facetica, a la que se exponen nuestras más inconscientes y consientes ideas, utopías o aberraciones personales. 

La polisemia de nuestras acciones no son más que el acogimiento socio-cultural, al que el lenguaje transmitido por una región, etnia, o grupo, se desarrolla en la formación de un individuo. De allí nacen muchas diferencias en nuestros pensamientos: forma de hablar, de vestir, de ser y hasta de sentir; como si sentir y ser, fuera una formación totalmente consciente, quizá no lo sea, pero se funda en la psique algo profundo que si es trasmitido por el medio social.

El personaje principal de la película The pillow book, está en un constante intercambio humano, buscando revivir la cálida comunicación que un antepasado despertó en ella, la pasión de escribir totalmente su cuerpo era su arte, su alimento para el alma, su satisfacción y excitación libidinosa, complaciendo así a los autores de su cuerpo.  The pillow book es una representación de la búsqueda de tranquilidad y amor, que muchos buscamos en el arte como: la literatura, la música, el teatro, y demás aspectos que alimentan el alma.

Por lo tanto todo el entorno afecta inconscientemente nuestra psique, en palabras de Jung: “Poco importa al primitivo una explicación objetiva de las cosas que percibe; tiene en cambio, una imperiosa necesidad, o mejor dicho, su psique inconscientemente tiene un impulso invencible que lo lleva a asimilar el acontecer psíquico todas las experiencias sensoriales externas”.

Es así que no se podría juzgar la moral y la ética, en un artista que busca su obra perfecta, indagando placeres carnales más emocionales que su propio espíritu, escudriñando una cultura, una voz interna, una pasión, una escritura de caracteres perfecta, que exponga su pasado y su presente.

Somos los seres racionales de siempre, culturales de siempre, apasionados de siempre, con diversos ímpetus, que forjan el ser tajante, que deshace sus pasos a diario, pero que comunican su espíritu.
 
 
 


lunes, 14 de enero de 2013

EL MIEDO A LA SOLEDAD.


Tenemos la concepción de ver la soledad como un aspecto negativo, tanto que en nuestros momentos de angustia deseamos estar solos. Lo paradójico de la vida es que los instantes más emotivos los obtenemos en compañía, sin embargo los períodos más sobresalientes en inspiración, en trabajo, los poseemos en la soledad.
Es así que encontrarle un acto negativo a la existencia es un error, porque mirando retrospectivamente nuestra formación, grandes consejos y enseñanzas son adquiridos de los intentos fallidos.

La soledad es un refugio existencial de negación a la realidad, al mundo; le tememos tanto como a la muerte, y brindamos amor esperando inconscientemente una aceptación, una posición placentera para con otro.

Constantemente buscamos aceptación, y si entendemos la soledad como la negación de mi entorno, debo suplir la necesidad, conmigo mismo, es por ello que en esos instantes de soledad recaemos en hábitos insulsos que luego serán vicios. La manifestación adolescente con los cannabinoides son una revolución interna de la existencia, un estado incomprensible, que si no les da un punto de referencia en el mundo, los deja evadir la realidad, o seguimos las modas (marcas, peinados, palabras, etc.) para hacer una vida más soportable, llevándonos maquinalmente a una patología de la normalidad.

La soledad es un acto evidentemente humano, y el hombre es un ser gregario. Aparecen a nuestro alrededor, el poder, la gloria, el éxito, como argumentos contestatarios al fracaso, porque bien se tiene entendido que en el fango no hay misericordia, y a lo largo todo el trajín sobre el fracaso, todo lo que realizamos es en busca de un posicionamiento en el cosmos, porque involuntariamente tenemos miedo a no ser aceptados, miedo a la soledad.