miércoles, 31 de julio de 2013

“El Carnero”: historia o literatura.


Es difícil encasillar “El Carnero”[1] en una categoría literaria o histórica, es más cuando se empieza la lectura del libro, es casi que ineludible la pregunta ¿a qué tipo de texto pertenece? Esta interrogación se torna tan necesaria como una lectura minuciosa.

En sí, y a grandes rasgos, “El Carnero” expone todo el transcurso de la colonización española en el Nuevo Reino de Granada, presentando fechas, nombres y sucesos, elemento que lo caracteriza y lo presenta como un texto histórico. Por otro lado las concepciones literarias vienen expuestas en los micro-relatos, como: el indio dorado, el engaño del diablo, Inés de Hinojosa, (historia que inspiraría a muchos otros autores) entre otras narraciones que se van desenvolviendo a través  del texto.

 “El Carnero” es pues un texto denso de difícil calificativo, incluso fue muy popular en el tiempo en el que se escribió, pues narraba en ocasiones, los chismes de ese pequeño pueblo en construcción llamado Bogotá, y eso lo hacía de suma interés para los lectores, pues en ciertos momentos podrían tal vez encontrar allí los sucesos del vecino. El libro se comenzó a difundir rápidamente en los hogares y llegaba envuelto en un papel similar al que entregaban la carne en el mercado, por ello toma el nombre de “El Carnero”.

La apología literaria de la obra puede realizarse si se quiere, desde el misticismo de los relatos,  la calidad del lenguaje significativamente rico para la época y la participación de los habitantes de Bogotá dentro del texto. Es suculento el oscurantismo de algunos apartes de la obra, por ello lo podemos calificar como místico, pues bien tenemos en cuenta que se perciben creencias espirituales, mitológicas, y que podemos evidenciar brujas y brujería en la construcción de algunas narraciones, es allí donde puede haber algo literario, porque si bien el autor reafirma eventos sobrenaturales, podríamos indicar tácitamente que estos hechos son reales, como podríamos calificarlo de un suceso falso. El lenguaje se torna revelador, para aquella época pocos habitantes sabían leer y escribir, es entonces un texto pulido, metódicamente diseñado para informar a los bogotanos específicamente, con un lenguaje rico en algunos capítulos, porque con justicia debemos decir que en otros no tiene nada de literario, es más al final de ciertos capítulos del inicio podemos pasar dos páginas con menciones de nombres y fechas.

“El Carnero” puede también tener matices históricos, por las fechas mencionadas, y la presentación de cómo se funda Bogotá y como se trasladan los colonos hacía en centro del país. Es evidente que el autor tenía gran bagaje académico por la mención de cómo se van desarrollando los sucesos en medio de la colonización y la presentación de nuevos saberes a nuestras culturas aborígenes, incluso podemos evidenciar las primeras iglesias que se construyeron en el primer centro urbano de Bogotá y quien fue su fundador, asumimos pues todos estos sucesos como datos históricos que reviven una época sometida y puesta a grandes cambios.

Me parece necesario dejar dicho que las pocas aproximaciones literarias estaban para aquella época sumamente cargadas de historicidad, incluso las podemos señalar más como crónicas que como novelas o poesías, si recordamos pues a Juan de Castellanos y su épico poema heroico “Elegías de varones ilustres de Indias”, sin embargo la crónica fue fundamental para los primeros textos creados en estas tierras, pues cuando enviaban los escritos a Europa, parecían textos literarios salidos de la imaginación, porque no podían escribir cabalmente la forma de un loro ni una guacamaya ni de ninguno de los animales exóticos con los que nunca habían tenido contacto.

Me parece que la discusión para enfocar “El Carnero” en literatura o historia es leguleya, porque se evidencia ambos tipos de textos, lo importante aquí es recalcar y resaltar la labor de Freyle por la composición de un buen texto, un texto que no es para los primeros lectores y mucho menos para jóvenes estudiantes, un texto denso y complejo, lento, el cual con una buena lectura nos puede sumergir en la creación de nuestras raíces, es conocernos un poco más como colombianos, y finalmente reafirmarnos en él porque estas concepciones nos compete, y no olvidar que nuestras primeras letras estaban tan cargadas de un sincretismo cultural que no podían ser ellas simplemente, sino una hibridación constante y compleja de nuestras visiones de mundo.




[1] “El Carnero” es un libro de Juan Rodríguez Freyle escrito en 1638, cuenta con 21 capítulos y dos anexos, un importante libro de literatura colonial colombiana.