viernes, 8 de febrero de 2013

LA CULTURA ESCRIBE.

Apropósito de la película: " The Pillow book" o "Escrito en el cuerpo".

 
 
 
 

¡Qué inimitable afán de comunicación!  El aspecto más febril de la vida, conserva un vaivén de concepciones sicosociales, que representan tanto una cultura propia, como una cultura general de una sociedad.

Nos encontramos inmersos en un mundo, donde la realidad no fue creada y evolucionada por los objetos, sino por la lengua y un lenguaje como tal, no arbitrario por su multiplicidad facetica, a la que se exponen nuestras más inconscientes y consientes ideas, utopías o aberraciones personales. 

La polisemia de nuestras acciones no son más que el acogimiento socio-cultural, al que el lenguaje transmitido por una región, etnia, o grupo, se desarrolla en la formación de un individuo. De allí nacen muchas diferencias en nuestros pensamientos: forma de hablar, de vestir, de ser y hasta de sentir; como si sentir y ser, fuera una formación totalmente consciente, quizá no lo sea, pero se funda en la psique algo profundo que si es trasmitido por el medio social.

El personaje principal de la película The pillow book, está en un constante intercambio humano, buscando revivir la cálida comunicación que un antepasado despertó en ella, la pasión de escribir totalmente su cuerpo era su arte, su alimento para el alma, su satisfacción y excitación libidinosa, complaciendo así a los autores de su cuerpo.  The pillow book es una representación de la búsqueda de tranquilidad y amor, que muchos buscamos en el arte como: la literatura, la música, el teatro, y demás aspectos que alimentan el alma.

Por lo tanto todo el entorno afecta inconscientemente nuestra psique, en palabras de Jung: “Poco importa al primitivo una explicación objetiva de las cosas que percibe; tiene en cambio, una imperiosa necesidad, o mejor dicho, su psique inconscientemente tiene un impulso invencible que lo lleva a asimilar el acontecer psíquico todas las experiencias sensoriales externas”.

Es así que no se podría juzgar la moral y la ética, en un artista que busca su obra perfecta, indagando placeres carnales más emocionales que su propio espíritu, escudriñando una cultura, una voz interna, una pasión, una escritura de caracteres perfecta, que exponga su pasado y su presente.

Somos los seres racionales de siempre, culturales de siempre, apasionados de siempre, con diversos ímpetus, que forjan el ser tajante, que deshace sus pasos a diario, pero que comunican su espíritu.