viernes, 31 de enero de 2014

IDEAS SUELTAS.


Los recuerdos estancados como souvenires me abstraen del presente y me contagian una nostalgia de ese tiempo ya vivido, detonando los momentos hostiles y felices que cotidianamente nos deben suceder. A veces el presente es incomprensible, sin embargo lo asumimos con optimismo, y no es una cuestión de señalamiento ni intentar evidenciar las injusticias de la vida, porque como ya todo se argumenta, y todos nuestros actos caben dentro de la normalidad.


Sin ánimo de sonar conservador  ─porque realmente no lo soy─ creo que en estos tiempos estamos siendo severos, existen casos macabros; no es necesario ligarnos a ideales posmodernos porque inconscientemente entendemos que hay actos malos y buenos. Para mí, matar es un hecho perverso aunque debo decir ─contrariando lo anterior─ que algunos lo merecen o merecemos, quién sabe, en ocasiones hacemos daño sin darnos cuenta, lo digo así escuetamente para no entrar a indagar algunos dirigentes de mi país, siendo también claro que ellos del todo no son los únicos culpables de nuestra situación actual.


Para nadie es un secreto que Colombia viene siendo ordenada por los mismos entes desde hace 50 años, sólo cambian los rostros para no ser tan evidentes, (y cuando por “errores de la democracia” aparece un heredero de otra estirpe, es necesario buscarle sus malos actos y derrocar su poder) pese a ello, continuamos con la misma educación y con la misma economía, pero con muchas más personas, por ello la evidencia sobrepoblacional de las cárceles, no es un simple hecho social o una manifestación de la pobreza o un mal negocio hecho entre avaros empresarios faltos de ética. ¡No! La cuestión va mucho más allá.


Para no escatimar en una especulación banal, creo que la solución es la educación, pero una educación consiente, con una formación integra de un sujeto competente para la sociedad, sin importar la profesión, y no quedarnos apoyando la educación como un negocio que con el tiempo comprenderemos no es del todo rentable, sin caer en la desgracia de apuntalar entidades de formación de mano de obra barata y lacaya. Es que todo se comercializó: la salud, la educación, los recursos naturales, los placeres… ¡Todo! Y eso que estoy completamente de acuerdo con la oferta y demanda de servicios, y después de un tiempo comenzamos a creer que la solución económica a nuestros problemas existenciales sería la educación, y no sólo nosotros los esperanzados vimos esa luz, sino también las universidades, entonces existen programas “por do quier”, de baja, media y alta calidad, eso no importa, el problema es que como la salida al mundo es hacerse profesional, y todos deseamos serlo para llevar a cabo las palabras de fortaleza que constantemente nos proyectaron: “ser alguien en la vida”, “salir adelante”, “estudie que eso nadie se lo quita”, en fin…, existen o existimos, no sé, centenares de profesionales, unos más mediocres que otros, porque para sorpresa de algunos, a las universidades sólo les interesa sacar personas y programas profesionales sin fijarse en la calidad, y cada vez más veremos necesariamente profesionales desempleados o trabajando en otros quehaceres o regalando su tiempo por bajo salario (porque es importante hacer hoja de vida) y lo más paradójico es que continuamos en la misma situación y aspiramos a una maestría con la esperanza de que así, sí podremos lograr un buen empleo, en un país que desgraciadamente, aunque lo amemos, no tiene como abastecer un mercado de profesionales como el que ahora existe.
(¡Ahh! Lo siento el problema es a nivel mundial).