lunes, 25 de marzo de 2013

LA PEDAGOGÍA COMO CONOCIMIENTO VERDADERO DE NUESTRAS RAÍCES LITERARIAS.


Desde hace un tiempo atrás, se ha criticado al nuevo profesor de literatura y español en la escuela, teniendo como base para la enseñanza de dicha asignatura, textos de autoayuda o en su defecto textos de poco interés, que no despiertan en el alumno ningún gusto para leer, es decir, no se hace ninguna reseña histórica ni de contexto, para acrecentar la motivación lectora en un joven.

Miremos en primera instancia, que los grandes autores colombianos han quedado desolados al recuerdo efímero de la historia sin valor, en consecuencia, se recuerdan sus nombres por diversas reseñas que se vienen dando desde nuestros abuelos o porque sencillamente, aparecen en un billete, cuando en realidad, todo ha sido mucho más profundo desde sus inicios.

La sociedad colombiana ha tenido un avance inmenso con respecto a las letras, debemos tener en cuenta que somos parte del nuevo continente, que según la historia fuimos descubiertos en 1492, y pese a ello, ya en Europa se presentaban diversas literaturas, mientras en ese momento, acá en Latinoamérica contábamos todavía con el salvajismo indígena, con taparrabos y no se sabía distinguir si las embarcaciones que observaban a lo lejos eran verdaderas.

Mientras en el antiguo continente grandes autores como: Shakespeare, Moliere, entre otros, representaban en teatro, la mente del hombre, sus tormentos, su misma existencia en un mundo vacuo, donde la evolución apremia, pero las restricciones limitan las manifestaciones humanas de poder contar o narrar o en su defecto dudar de todo lo que en su entorno oprime. En Colombia apenas la crónica deja vislumbrar pequeños matices literarios, sonetos no mas pasados de la historicidad, crónicas que exageran los hechos en el Nuevo Reino de Granada o simplemente aquellos colonos no pueden describir lo que sus ojos ven en una tierra todavía extraña para ellos.

Comienza así una nueva restitución de tierras, en aras de formar la civilización latinoamericana, sometiendo a los habitantes del Nuevo Reino de Granada a las ordenes enviadas desde España, para nuestra formación civil, como lo expone muy bien Adriana María Alzate Echeverri en “Cuerpos barbaros y vida urbana en el Nuevo Reino de Granada”[1].

Para nadie es un secreto que en Colombia si hubo diversos movimientos, la emancipación, la ilustración, el romanticismo; todos una copia no exagerada del europeo, sino mas bien una apropiación de términos que dejaban evidenciar un movimiento somero con respecto a lo que realmente sucedía en Europa, siendo una hibridación de nuestras propias raíces todavía primitivas y conceptos todavía poco entendibles de los movimientos europeos, sin embargo en el Romanticismo se presentan grandes momentos para la literatura en Colombia, tanto que “María”, aquella obra de la que nuestros padres saben la historia de Efraín y María sin haberla leído, aquel suceso de amor que transcurre en el norte del valle en la hacienda el paraíso, fue para la historia de la literatura la ultima obra romántica, es así querido y apreciado profesor de literatura, que todo este contexto debe recaer en usted para  la motivación lectora de los estudiantes, porque son obras que nos sólo representan un relato como tal, sino que históricamente están nutridas de conocimiento, de  raíces colombianas, exponiendo de dónde venimos y porque somos como somos, he ahí donde el profesor de literatura debe recaer fuertemente para motivar e incentivar el conocimiento de los nuevos aprendices.

El carnero ha suscitado muchos debates alrededor de si es historia o literatura, pero que importancia tiene la diferencia o la separación de ello, si es la representación de como Bogotá fue constituida, además tiene miles de histórielas que han sido tema de estudio no sólo para investigadores colombianos sino también para algunos internacionales, como el indio dorado, la historia de Inés de Hinojosa, entre otros, que dejan de manifiesto todo  el potencial que tiene aquel texto y del cual se puede hacer acercamiento literarios en el aula, desde las pequeñas histórielas como cuentos que pueden suscitar un debate en la clase.

En la ilustración se produjo poca literatura, poco arte, pero el periodismo juega un papel importante dentro del contexto, ya que se promovió un fuerte movimiento escritural desde los periódicos y se combate contra la ignorancia, es este un periodo productivo para la sabiduría porque se intenta desarrollar todo a través del conocimiento, siendo este quien impera el contexto socio-económico. Comenzando así un periodo emancipado con igualmente poca literatura, que trajo consigo grandes cambios políticos, con mediaciones a una nueva sociedad en crecimiento. 

Detengámonos ahora en el romanticismo, movimiento que aportó grandes escritos a la literatura colombiana y que desconocemos, porque la educación a buscado en la musicalidad de los poemas una forma de enseñar trabalenguas sin conocer el trasfondo apremiante de la poesía y la novela romántica, dejando todo el conocimiento real de los grandes autores, al mero recuerdo de una canción infantil o a lo que nuestros padres nos han contado.

Los autores del Romanticismo europeo fijaron parámetros tácitos dentro de la corriente: la sublimación de la naturaleza, un hecho que trasmiten profundamente en casi la totalidad de los escritos de la época, aunque también, se hace notorio el sujeto dentro del mundo, con respecto a su forma de ver el cosmos, es decir, su entorno varia según los matices que el medio va adquiriendo.

Todo lector detallado sabe que Rafael Pombo, no fue un poeta infantil solamente, fue uno de los más grandes representantes de la poesía romántica en Colombia, miremos no los poemas infantiles con los que nos enseñan a hablar, sino aquellos donde su expresión espiritual y humana, lo llevan a crear uno de los mejores poemas que se han realizado en Colombia hasta el día de hoy, con matices fuertemente Románticos. 

“La hora de tinieblas” de Rafael Pombo es un desarraigo contundente del mundo y todo lo que en él existe, dudando hasta de su propia existencia, cuestionando a Dios, al destino y al inalcanzable anhelo del mañana.

l

¡Oh, qué misterio espantoso

Es este de la existencia!

¡Revélame algo, conciencia!

¡Háblame, Dios poderoso!

Hay no sé qué pavoroso

En el ser de nuestro ser.

¿Por qué vine yo a nacer?

¿Quién a padecer me obligue?

¿Quién dió esa ley enemiga

De ser para padecer?

ll

Si en la nada estaba yo

¿Por qué salí de la nada

A execrar la hora menguada

En que mi vida empezó?

Y una vez que se cumplió

Ese prodigio funesto,

¿Por qué el mismo que lo ha impuesto

De él no me viene a librar?

¿Y he de tener que cargar un bien contra el cual protesto?

 

Este es el poeta infantil que escribió la pobre viejecita, simón el bobito, juan matachín, el que recordamos como una canción infantil de nuestros primeros años de vida, el mismo que con este poema fue excomulgado por la iglesia colombiana. Un poeta tan profundo que cada estrofa de este poema se podría leer por separado y en cada una, encontrar un insondable significado de la vida, adelantándose a corrientes que se darán en Colombia como: el nadaísmo.

 

Vlll

 

Hoja arrancada al azar

De un libro desconocido

Ni fin ni empiezo he traído

Ni yo lo sé adivinar;

Hoy tal vez me oyen quejar

Remolineando al imperio

Del viento; en un cementerio

Mañana a podrirme iré,

Y entonces me llamaré

Lo mismo que hoy: ¡un misterio!

 

Este fragmento, a pesar de ser mi favorito de aquel poema, tiene una fuerte propuesta romántica, una idea, que ira desarrollándose en el transcurso de la literatura, en especial aquellos autores que escudriñan el yo, y la espiritualidad.

 

Es un fragmento con grandes matices góticos, donde lo feo también puede ser bonito, (la estética de la antiestética) desgarradores versos compuestos en la nada y para la nada, ya que no existe ni siquiera un sujeto perteneciente al mundo y se pregunta, ¿dónde está el gobernador de su vida, sino es el mismo? sin embargo no sabe quién es. La representación de la nada en los subterfugios mentales de un hombre que comienza a liberarse de la carga eclesiástica, y donde sólo importa él, dentro de un cosmos inhabitable que los simbolistas y los impresionistas intentaran llevar a la más sublime expresión de la existencia.

 

XXXV.

 

Gente... y más gente... y más gente

Pasa delante de mí,

¡Oh! qué triste es ver así

La humanidad en torrente!

Ignoro cual es su fuente

Y en qué mar se perderá;

Mas de cierto juro ya

Que en el ser de cada uno

El aguijón importuno

De la desventura va.

 

Comenzar la empresa de escudriñar cada verso de este magnifico poema, es un acto seriamente extenso y precario para abracarlo en una corriente moderna, porque a su vez, a pesar de la fuerte carga romántica, se pueden hacer aproximaciones contundentes a otros movimientos que se fundaran tiempo después de la muerte de Pombo.

 

El poema concluye dejando todo su intangible sufrimiento y desazón, al más grande enigma del hombre, la muerte, esperando allí encontrar la respuesta o continuar con la duda, haciendo una búsqueda microscópica de él mismo, en un inicio cuestiona el ¿por qué? de su nacimiento y culmina dejando la respuesta a la muerte, provocando a la vida la interminable ilógica que tiene; no pedimos nacer y después de vivos tememos la muerte.

 

LXl

 

¡Sabios funestos, callaos!

El caos físico ha cesado,

Pero el que lo hizo ha dejado

Al espíritu en un caos.

¡Pobres hombres! revolcaos

Mintiendo felicidad;

Yo entre tanta oscuridad

Rebelde contra mi suerte,

Ansío deberle a la muerte,

O la nada o la verdad.

 

En la poesía de Pombo, el poeta infantil, existen muchos tópicos que cuestionan la existencia humana, un Romántico por excelencia que la historia se encargo de aplastar por la hastiosa razón de no valorar nuestros propias creaciones, y porque desde la escuela, la educación esta perdiendo enfoque, no sólo pasó con Pombo, sino también, con José Asunción Silva, el cual uno de sus mas representativos poemas es “los maderos de San juan”, siendo este una verdadera manifestación de la muerte, del destino, del futuro incierto que desconocemos; y en la escuela nos la enseñan como una canción infantil, la cual ni siquiera sabemos el significado.

 

Los maderos de San Juan.

 

Los maderos de San Juan,

piden queso, piden pan,

los de Roque

alfandoque,

los de Rique

alfeñique

¡Los de triqui,

triqui, tran!

 

Y en las rodillas duras y firmes de la Abuela,

con movimiento rítmico se balancea el niño

y ambos agitados y trémulos están;

la abuela le sonríe con maternal cariño

mas cruza por su espíritu como un temor extraño

por lo que en lo futuro, de angustia y desengaño

los días ignorados del nieto guardarán.

 

Los maderos de San Juan

piden queso, piden pan.

¡Triqui, triqui,

triqui, tran!

 

Esas arrugas hondas recuerdan una historia

de sufrimientos largos y silenciosa angustia

y sus cabellos, blancos, como la nieve, están.

De un gran dolor el sello marcó la frente mustia

y son sus ojos turbios espejos que empañaron

los años, y que ha tiempos, las formas reflejaron

de cosas y seres que nunca volverán.

 

Los de Roque, alfandoque

¡Triqui, triqui, triqui, tran!

 

Mañana cuando duerma la Anciana, yerta y muda,

lejos del mundo vivo, bajo la oscura tierra,

donde otros, en la sombra, desde hace tiempo están,

del nieto a la memoria, con grave son que encierra

todo el poema triste de la remota infancia

cruzando por las sombras del tiempo y la distancia,

¡de aquella voz querida las notas vibrarán!

 

Los de Rique, alfeñique

¡Triqui, triqui, triqui, tran!

 

Y en tanto en las rodillas cansadas de la Abuela

con movimiento rítmico se balancea el niño

y ambos conmovidos y trémulos están,

la Abuela se sonríe con maternal cariño

mas cruza por su espíritu como un temor extraño

por lo que en lo futuro, de angustia y desengaño

los días ignorados del nieto guardarán.

 

¡Aserrín!

¡Aserrán!

Los maderos de San Juan

piden queso, piden pan,

los de Roque

alfandoque

los de Rique

alfeñique

¡triqui, triqui, triqui, tran!

¡triqui, triqui, triqui, tran!

 

Es así nuevo profesor de literatura, que donde queda el Rafael Pombo de: noche de diciembre, de noche, preludio de primavera, siempre, decíamos ayer, su imagen,  Barcarola, etc., ¿en la memoria de los libros? que como en tiempos de la santa inquisición jamás conoceremos. Dónde están por parte de José Asunción Silva: crepúsculo, poeta di paso, una noche, midnight dreams, triste, paisaje tropical, y los esplendidos nocturnos, ¿sentenciados al olvido porque son mejor los de autoayuda en un mundo donde la sexualidad ya no es un acto del amor, sino una manifestación del crecimiento adolescente como la barba o el acné?.

 

Soy consiente que la educación en Colombia se volvió una difícil tarea, pero también soy positivo en el sentido de que si se puede lograr cambios a nivel institucional, con buenas propuestas académicas y en ningún momento he criticado seriamente que no se deben enseñar las canciones infantiles de los autores mencionados, sólo que también se deben mostrar los sufrimientos mortales de aquellos que con sus aportes, nos han dejado cantar de niños, teniendo en cuenta que esta literatura tampoco se puede mostrar a jóvenes apenas entrantes en la pubertad, simplemente que en el transcurso de todo nuestro proceso académico, conozcamos más de nuestras raíces y Jorge Isaacs no sea el hombre del billete de cincuenta mil.

 

El cuestionamiento esta dirigido a que tipo de profesor estamos educando, aquel que en su formación cursó las asignaturas con las malas lecturas de Walter riso, las historias adolescentes de Carlos Cuauhtémoc, ¿dónde están quedando los literatos contemporáneos? con lo más profundo del corazón y como un Romántico quiero dejar dicho que sólo en el incesante tiempo venidero, León de Greiff no sea un poeta desconocido con nombre extranjero, que William Ospina no sea un ensayista perdido en sus aportes antropológicos colombianos, que los poetas Nadaistas como movimiento literario, no sea sólo un recurso para excusar la pereza, y la incertidumbre de hacer nada y ver la vida con pesimismo.

 

Deseo concluir dejando en claro que no pretendo plantear cambiaos al sistema, sino que en pro de una mejor educación debemos conocer más sobre nuestras raíces, porque sabemos más de las desagradables guerras mundiales que los sucesos de como se crearon nuestras propias ciudades, es así, que todo nuestros avances cognoscitivos se han ido perdiendo en la memoria de las bibliotecas, dejando nuestros recursos literarios al efímero paso del polvo.




[1] Adriana María álzate Echeverri. Historia de la vida privada en Colombia. Artículo “Cuerpos barbaros y vida Urbana en el Nuevo Reino de Granada.” 2011.