domingo, 21 de abril de 2013

EL ROMANTICISMO EN LA MARÍA.


El romanticismo es uno de los movimientos más resaltables en el mundo con respecto al arte, en él se enervan las pasiones y se da apertura a las expresiones más intrincadas del hombre, dejando pequeñas bases para otros movimientos que quieren llevar más allá las manifestaciones humanas como: el simbolismo, el realismo, el impresionismo, entre otros.

El romanticismo hispánico toma en gran medida, varias manifestaciones del romanticismo europeo, la sublimidad de la naturaleza, los sentimientos profundos del hombre, y como cambia la perspectiva del entorno dependiendo del estado anímico.

Es necesario, en este momento dejar dicho, que aunque los latinoamericanos nutren sus manifestaciones artísticas del romanticismo europeo, debemos entender que las condiciones de vida no eran igualitarias, en ese orden de ideas, las obras románticas de los hispánicos, no son totalmente románticas como lo fueron las manifestaciones: alemanas, francesas, e inclusive las rusas, pero tampoco se desprendieron y crearon un nuevo movimiento romántico, sino que más bien, la hibridación entre los temas románticos y las condiciones de vida todavía bárbaras, en gran medida crearon un seudo-romanticismo como lo manifiesta Rafael Maya:

“Cuando lo clásico comienza a perder sus jugos vitales, su espíritu universalista, su esencia humana, su gran sentido de la armonía y del equilibrio, degenera en un formulismo árido, en una reglamentación estrecha del pensamiento y en una simétrica monotonía de temas. Asimismo, cuando la escuela romántica decae, viene el abuso de ciertos tópicos sentimentales y de todos los lugares comunes de la imaginaci6n, a sustituir la aspiración metafísica y la arrebatada fantasía que caracteriza a los grandes representantes de esa escuela. El dolor se convierte en fastidioso lacrimeo, la emoción religiosa en pedestre beatería, el sentimiento de la naturaleza en burocrática afectación de guardián de bosques nacionales. Todo eso es el seudo-romanticismo, tendencia muy propia de estos pueblos, y que encuentra clima apropiado para su desarrollo en el innato sentimentalismo de esta raza, tan habituada a la quejumbre, al lloro y a la desesperación. En este sentido, pues, dije que nuestra literatura era, en su mayor parte, romántica. En la otra acepción de la palabra, en la noble, en la autentica, no, porque este romanticismo de alta escuela requiere virtudes de elevación mental que rara vez se han dado en poetas colombianos”[1].  

Pusilánimes seriamos si delatáramos abiertamente que no hubo un verdadero romanticismo latinoamericano, porque las aproximaciones románticas sí se presentaron, tanto que, una obra colombiana llamada “ La María”, es considerada la última obra romántica, no sólo latinoamericana sino del mundo, teniendo ésta grandes matices del romanticismo europeo.

“La María” es una obra escalofriantemente amorosa, todo aquel que ha amado profundamente sabe que amar es un sufrimiento constante. La María se apodera de esta tesis para dejarnos ahondar en un romanticismo sentimental como lo entendemos comúnmente cuando referenciamos la palabra “romántico o romanticismo”, cuando en realidad este movimiento fue tan amplio, que dejo vislumbrar temas como que: lo feo puede ser bonito y el interior de un individuo perturba todo su exterior, posturas sicológicas que no son más que una representación sublime de lo que es ese ser traumado y excéntrico, llamado hombre.

La obra “La María”, se desarrolla en el valle del Cauca, la manifestación natural que se exalta en cada palabra deja escudriñar que Jorge Isaacs, autor de la misma, tuvo vínculos profundos con la literatura romántica europea, evidenciándola con “los sufrimientos de joven Werther” de Goethe, donde el argumento también se apodera de un joven que ama enternecidamente a una dama, pero sufre porque no está con ella. La manifestación natural que se presenta en ambos textos muestran una conjetura amplia de lo que simbolizaba la naturaleza para los románticos, y como su lucha fue compenetrar el espíritu con la tierra, siendo hasta nuestros días una postura estética de la cual el hombre “civilizado”, (que ve la evolución humana en construcciones, en explotación minera, en avances tecnológicos) no se ha podido desprender; inconscientemente busca compenetrar sus conjeturas espirituales y sentimentales con la naturaleza, porque los nombres de sus obras son: Quintas de jardín Colonial, Apple, La arboleda, entre otros, y dejan de manifiesto, que el espíritu del romanticismo queda ligado a nuestras perspectivas de vida, sin saberlo.

“La María” es ampliamente una postura romántica desde su estilo lirico, el cual marca la ruptura del neo-clasicismo, poniendo de ante mano un profundo y extremo sentimentalismo del hombre con respecto al mundo y la cabida que tiene dentro de él.

La prosa poética de “La María” hace que la obra sea difícil y escurridiza a un lector inicial o que llegue a la obra por un impedimento, porque la descripción es lenta, pausada, extremadamente poética, y en un párrafo puede no decir nada acerca de la historia, y detenerse a referir una emoción de Efraín o de María, o a describir las flores que crecen en el valle, o simplemente a dar una posición geográfica exaltando el rio Cauca, o la casa donde crecen los dos enamorados primos.

El contexto socio-económico de la obra es evidentemente aristócrata; para esa época en Colombia pocos tenían la oportunidad de estudiar, elemento que nos muestra un Efraín con una condición de vida elegante y quizá opulenta, los esclavos eran bien tratados, no podría afirmar hasta que punto por tener piel oscura, se deseaba hacer una critica al racismo, o un acercamiento efímero a la esclavitud, sencillamente los tratos para con ellos, no podrían manifestar ningún hecho hostil de parte de sus amos. En las Familias los hombres se dedicaban, al campo o a formarse académicamente si tenían dinero, mientras en las mujeres la condición era igual tuvieran o no capital. Se nos presenta a una María que esta educada para el hogar, las mujeres estaban sometidas al matrimonio arreglado, por algún buen postor de un estatus social considerable, pero la mujer no cumplía ningún otro papel que el del hogar.

En estos tiempos la ruptura con el imperio español es mas delicada, los textos se apartan un poco de lo católico y se detienen a observar al hombre, se pierde así la fantástica idea de que el amor puede con todo, precipitando al hombre a ser un prototipo revolucionario, un nihilista donde se deja entredicho que aunque tengamos razones y sentimientos, en conclusión, no somos nada, porque a María le llega la muerte en el momento que todo lector detallado espera una conclusión feliz, o por lo menos, un reencuentro.

La María se presenta ante nuestros ojos como un obra romántica por la exaltación del amor, de la muerte, la descripción exagerada de lo natural como hermoso, sublime, pero ante todo porque deja escudriñar las pasiones del hombre, el misterio del amor y las intrincadas sensaciones que produce el mismo hecho de ser humano, y no poder darles una explicación. Es así que “la María” como titulo cumbre de la novela romántica colombiana, tiene cabida sin restricción alguna, porque si hubiese cierta explicación que desmienta el romanticismo en la misma, podemos hacer una apología en una sociedad en construcción, que exponía su sentimiento nacional y patrio, en un movimiento europeo que adapto muy bien a sus raíces, a sus costumbres.




[1] Maya, Rafael. (1944) Aspectos del romanticismo en Colombia. Revista Iberoamericana, volumen Vlll / N. 16.