sábado, 1 de abril de 2017

Las raíces perdidas.

Vinieron. Ellos tenían la biblia y nosotros teníamos la tierra.
Y nos dijeron: “Cierren los ojos y recen”.
Y cuando abrimos los ojos, ellos tenían la tierra
y nosotros teníamos la biblia.

Eduardo Galeano.


Es pertinente señalar que somos socialmente humanos, animales con razón que tenemos en nuestras caparazones diferentes aspectos, colores, lenguas y quizá hasta costumbres, pero ¿hasta qué punto somos únicos? O sencillamente ¿hasta qué punto somos diferentes? Para nadie es un secreto que América es el nuevo continente. Dice la historia que después de la conquista de Colón, hoy día somos un poco más parecido a los europeos y un poco más distantes a nuestros aborígenes, no importa, el mundo avanza y nosotros también, sin embargo, entendemos que desde esta etapa bárbara, somos un poco de los unos y de los otros.
Encontrar entonces una aproximación exacta a nuestra cultura en el continente americano, es un tarea un poco provocadora, pues somos una mezcla deambulante tanto de costumbres como de razas. Somos un pueblo mestizo. Podríamos comenzar diciendo que el continente Americano tiene dos divisiones: América Latina y América del Norte, siendo la última, especialmente los estadounidenses, quienes se lleven el nombre de nuestro continente y los demás seamos llamados por el nombre de nuestros Países o sencillamente latinos, relacionando siempre a ‘América’ con los Estados Unidos. Zilá Bernd en “Americanidade e americanizaçao” realiza una buena definición entre americano, americanizado y americanización:
“Americano” é una naçao imprecisa, relativa em geral à América do Norte, en especial años Estados Unidos; em uma segunda acepçao, americano figura como relativo à América ou a qualquer país deste continente. Enquanto, “americanizado” é referente à semelhança com os americanos dos Estado Unidos e “Americanizaçao” é o efeito de americanizar-se, de querer tornar-se semelhante aos cidadãos que viven nos Estados Unidos da América por admiraçao ao seu modo de vida. (Bernd, 2005:15).
Nos hallamos entonces, frente a una hibridación cultural amplia, que inició después de la colonización y que hasta hoy día continua, es así que somos pueblos mestizos, mezclados constantemente, sin embrago, inconscientemente y por mucho que pretendamos la americanización, conservamos nuestras propias raíces, nuestras propias costumbres que aunque un poco mezcladas, no podemos prescindir, así como lo manifiesta Silvia Carrizo en su texto “mestiçagem”, citando a Silvio Romero: “Conectado a este ideal, mesmo quando Romero ressalta  originalidade de un país mestiço na sua formação como sociedade, o autor não consegue, ainda, enxergar um espírito nacional definido: ‘A grande fusão não está completa, e é por isso que ainda não temos um espírito, um caráter inteiramente original’” (Carrizo, 2005: 269).
Aclaremos pues, que el mestizaje, es la unión de varias culturas, formando así nuevas etnias que contienen las tendencias fisiológicas y culturales de las que se juntan, por ello, podemos afirmar que el mestizaje en américa fue tan amplio, pues no sólo los españoles, portugueses, ingleses, franceses y negros esclavizados llegaron a poblar, sino que a su llegada nosotros ya contábamos con nuestras propias creencias, situaciones y estilos de vida. El ambiente se complica cuando encontramos que a pesar de la formación cultural que asumimos en este proceso de colonización, hallamos que por ejemplo América del Norte está más desarrollada como sociedad y como mundo, y lo más paradójico, es que controlan paradigmas de vida que deseamos asumir.
El mestizaje continua como una situación de constancia, ahora todos somos una mezcla, hablar de brasileños, chilenos, colombianos, nicaragüenses, cubanos o estadounidenses, es sólo mencionar la población a la que pertenecemos, ya que si conservamos facciones europeas, apellidos o lenguas, en el interior cargamos con la sangre de nuestros aborígenes y sus costumbres.
La situación no fue fácil para ninguno de los pueblos indígenas, en todos los países de América se dio un fuerte contexto de resistencia, además, debemos dejar claro que nuestro proceso de mestizaje fue muy amplio y sufrido, porque a América llegaron hombres de todas las clases sociales, desde esclavos, hasta algunos intelectuales que deseaban documentar el nuevo terreno. Todo esto causó más desolación y pánico para nuestros aborígenes, sin embargo así se dio, y hoy día somos productos de eso. La hibridación cultural trajo consigo la creencia de un Dios, una nueva lengua y una nueva raza que comenzaba a mezclarse.
A pesar de los esfuerzos y la movilización por una América unida, es evidente que Estados Unidos subyuga los demás países del continente y comanda el timón, aunque también es indudablemente un país mestizo, sus razas, etnias y costumbres son más europeas, quizá por esta razón son nuestro referente utópico, y nuestras verdaderas raíces están quedando en el olvido.
El mestizaje es un proceso vigente, la mezcla racial y cultural no tiene fronteras ni nación, ahora somos tan americanos como europeos, tan americanizados como indios, tan propios como comunes, sin embargo, deseamos conservar una americanización que nos es indiferente, sin importar que en el fondo, más allá de nuestro aspecto, cultura, raza o lengua, seamos seres humanos. Por esa razón Zilá Bernd antes de mencionar las desventajas y ventajas que puede tener la americanidad, ella manifiesta: “justifica-se o esforço por ser um conceito íntimamente associado às questões de identidade, podendo corresponder a um anseio de afirmação identitária mais abrangente, para além das nacionalidades, dos generos e das etnias, por tratar-se de um desafio de identificação continental” (Bernd, 2005:13).
Por esta razón, para los investigadores es muy difícil darle una sentencia explicita a sus estudios, pues es muy difícil enfrentarse a una cultura en movimiento, por eso nos ubicamos en un entre-lugar y no retornamos al pasado, vivimos el pasado en el presente.
“No renascimento colonialista está a origen de uma nova sociedade, mestiça, cuja principal característica é a reviravolta, que sofre a naçãode unidade e pureza, contaminada en favor de uma mistura sutil e complexa, que se da entre o elemento europeu e o autótone, associado à inflitração progressiva, efetuada pelo pensamento selvagem, que leva à abertura do único caminho possível para la descolonização”(Hanciau, 2005:127).
Pese a todo esto, a la gran influencia americana, a la gran genética de nuestros cuerpos aborígenes, a nuestra condición de latinos, sabemos que ahora somos un entre-lugar, un campo amplio de conversión donde convivimos todos, que de una u otra manera somos perfectamente influenciables por diferentes raíces y condiciones de vida, bien lo manifiesta Nubia Jaques Hanciau en “entre-lugar”: “Além de abarcar amplos dominios, as fronteiras muitas vezes são porosas, permeãveis, flexíveis. Deslocam-se ou são deslocadas” (Hanciau, 2005: 133).  
Para concluir, deseo concretar la idea de que somos animales con razón, sin importar la raza, lengua o religión, sin embrago la razón es nuestra salvación pero también nuestro karma, porque ella es la que divide y nos sumerge en diferentes contextos, no obstante sería un buen comienzo reconocer este lugar de confluencia, este lugar de conexión y de amparos globales, y mostrarse de acuerdo por fin, que aunque muy americanos ahora, no podemos negar las identidades locales.




Bibliografía.


  • FIGUEIREDO, Eurídice. (Org). Conceitos de literatura e cultura. Juiz de Fora: VFJF (Brasil) 2005. BERND, Zilá. Americanidade y Americanizaçao.
  •             FIGUEIREDO, Eurídice. (Org). Conceitos de literatura e cultura. Juiz de Fora: VFJF (Brasil) 2005. CARRIZO, Silvana. Mestiçagem.
  •             FIGUEIREDO, Eurídice. (Org). Conceitos de literatura e cultura. Juiz de Fora: VFJF (Brasil) 2005. HANCIAU, Nubia Jacques. Entre-lugar.